muchas de nuestras oraciones, súplicas y ruegos a Dios no tienen mucho sentido…precisamente porque generalmente le estamos pidiendo a Dios algo que ya nos ha dicho que desea entregarnos.
Por ejemplo, casi todos nos pasamos la vida pidiendo a Dios que nos bendiga y nos proteja. Y eso, bien pensado, me parece que es bastante extraño puesto que Dios lleva toda su vida diciendo q nos ama, que su voluntad es llenar nuestra vida de felicidad y bendiciones.Continuar pidiéndoselo todos los días es un poco raro. Es como si no termináramos de creerlo. ¡Empecemos a dar gracias porque su bendición está sobre nosotros!..
¿Pero entonces qué hacemos? ¿Dejar de orar? De ninguna manera. La oración es nuestra forma de hablar con Dios. Pero al comprender y creer lo que Dios quiere para nosotros, nuestras oraciones dejan de ser esas insulsas peticiones-súplicas, y comienzan a ser oraciones de fe y gratitud
. Fe, porque estás creyendo lo que Él dice. Gratitud, porque todo lo que Él quiere para nosotros es bueno..
la oración de gratitud trae tanta alegría! ¡La oración de confianza tanta satisfacción! ¡La oración de fe viene con tanta victoria!
…y es que, cuanto más pienso en ello, más convencida estoy de que no hay una existencia más hermosa que la del cristiano que cree a Dios.