Publicado por derecho a vivir en Argentina
El próximo 27 de noviembre se llevará a cabo una “Vigilia por la Vida Naciente”, coincidiendo con las I Vísperas del I Domingo de Adviento, en el marco de la cercana Solemnidad de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.
El objetivo de la Vigilia, celebrada en todas las Iglesias particulares en unión con el Santo Padre, pastor universal, es impetrar la gracia y la luz del Señor para la conversión de los corazones y dar un testimonio eclesial común a favor de una cultura de la vida y del amor.
Las Dimensiones para la Familia y la Vida, conjuntamente envían el esquema celebrativo de las I Vísperas (dos opciones) y un esquema para la Homilía propuestos por los Dicasterios para la Vigilia, y así podamos unirnos todos al Santo Padre en espíritu de comunión eclesial y de testimonio de promoción y defensa de la vida y de la inviolable dignidad de todo ser humano desde su concepción.
Puede usarse como himno el "Rorate Caeli" (Que los cielos lluevan al justo).
Tras la "Lectura Breve" en la Homilía se da el sentido de esta "Vigilia por la Vida",
eligiendo una lectura para meditar.
Silencio, adoración-oración personales.
HOMILIA PARA LA VIGILIA
“¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?" (Sal 8,5). Desde siempre, el hombre se interroga sobre el sentido de su ida.
"Cristo, el Nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación" (GS 22). El misterio que celebraremos próximamente en la solemnidad del Nacimiento de Jesucristo es el gran Sí de Dios a la vida humana. “El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre" ... "Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de los nuestros" (GS 22).
De manera especial y urgente en estos momentos, "la Iglesia, (que) siente el deber de dar voz con inalterable valentía a quien no tiene voz", hace una confirmación precisa y firme del valor de la vida humana y de su carácter inviolable, y, al mismo tiempo, una acuciante llamada a todos y a cada uno, en nombre de Dios: ¡respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a toda vida humana"! (EV 5).
"Defender y promover, respetar y amar la vida es una tarea que Dios confía a cada hombre" (EV 42). Es un derecho y un deber que corresponde a todos. Sujeto insustituible de este derecho y tarea es la familia, “santuario de la vida".
Esta tarea se resume, en cierto modo, en celebrar el evangelio de la vida, en celebrar al Dios que da la vida; y comporta celebrarlo en la oración, en la liturgia y en los sacramentos. Pero sobre todo la celebración del evangelio de la vida ha de realizarse en la existencia cotidiana vivida en el amor por los demás y en la entrega de uno mismo (cfr. EV, 83-86). En "hacerse cargo" de toda la vida y de la vida de todos (cfr. EV 87-91). Momento particular de esta tarea, es la promoción de una cultura de la vida, donde “el pueblo de la vida" (EV 78-79) en su innumerable y rica diversidad de asociaciones e instituciones está llamado a realizar un servicio insustituible en la sociedad.
La Vigilia de oración por la vida humana naciente quiere ser el grito de toda la Humanidad que se eleva a Dios Padre, dador de todo bien, con el fin de que toda vida humana sea respetada, protegida y amada.
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