Condúcenos, Juan Diego
Condúcenos, amado Juan Diego,
ante la Muchachita Morena del Tepeyac,
nuestra Madre amorosa y compasiva,
pues creemos en el mensaje del que fuiste testigo
y nos has transmitido como fiel misionero de Dios.
Por ti sabemos que la Reina y Señora
nos ha colocado en su corazón,
que estamos bajo su sombra y resguardo,
que es la fuente de nuestra alegría,
que estamos en el hueco de su manto, en el cruce de sus brazos;
sabemos y estamos seguros de que es ella
quien nos conduce al verdadero Dios por quien vivimos y somos.
Gracias, Juan Diego, varón santo,
felicidad de México, de América y de la Iglesia entera.
Amén.
Besitos…
Bendiciones…
Ate, Vero!!!
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