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Ha abandonado una glamorosa carrera para dedicarse a un trabajo de tiempo completo en el que transmite a las niñas su visión respecto al valor de la virtud quizás menos valorada de todas: la castidad
28 de enero de 2011.- A pesar de una exitosa carrera como modelo en Nueva York, Leah Darrow sintió que le faltaba algo. Darrow, la hija mayor de una familia profundamente católica del sur de Estados Unidos, contó en un reciente artículo publicado en el National Catholic Register que su epifanía se produjo cuando un día le dijeron que vistiera una ropa muy provocativa en una sesión de fotos para una revista internacional. A pesar de su incomodidad, ella consintió, diciéndose a sí misma que sólo era un trabajo.
Pero después llegó lo que ella llama un momento de gracia, justamente antes que se sacaran las últimas fotos: de repente tuvo una visión de ella misma, mirando a Dios cara a cara después de la muerte, y no teniendo nada para mostrar de su vida. “Yo sabía que en la forma en que estaba viviendo, no estaba siendo auténtica con mi fe”, recuerda ella. Se fue a su casa de Nueva York, llamó a su padre y le dijo: “Si no vienes a buscarme, voy a perder mi alma”. El viajó desde St. Louis para recogerla.
) Eso fue suficiente para impulsarla por un nuevo camino. Ahora la joven mujer, alguna vez concursante en la popular serie “America’s Next Top Model”, ha abandonado una glamorosa carrera para dedicarse a un trabajo de tiempo completo en el que transmite a las niñas su visión respecto al valor de la virtud quizás menos valorada de todas: la castidad.
“Aunque no todo en el trabajo de modelo es malo, mucho de él es deshumanizante. La dignidad de la persona tiene pequeña importancia”, explicó Leah Darrow. “Sólo eres un cuerpo. También es muy importante a qué fiestas vas y con quien estás. Mucha gente está triste en la industria, aunque lo disimulan. Se supone que sólo haz de hacer tu trabajo, ser una profesional”.
Leah dice que la modestia no es sólo una cuestión del vestir, sino también de discreción en aquellas cosas como el discurso y las emociones. Afirma que “el pudor es más que simplemente la longitud de una falda. Tiene que ver con nuestras conversaciones, sobre cómo tratamos a la gente y sobre cómo amamos a los otros. El pudor protege nuestra pureza y el misterio de una persona. En nuestra sociedad, tiene mala fama, pero en realidad es bastante atractivo”.
El Catecismo de la Iglesia Católica (2522-2523) tiene mucho
que decir acerca de la modestia, señala: "El pudor es modestia. Iinspira la elección de la ropa. Mantiene silencio o reserva donde se adivina el riesgo de una curiosidad malsana. Es discreto".
Leah continua explicando que "el pudor inspira una forma de vida que permite resistir a las seducciones de la moda y las presiones de las ideologías dominantes". Para ella la modestia no incluye chismes o contar cosas malas de los demás. Supone castas relaciones de pareja con los hombres. De hecho ella ha resuelto que el único beso romántico que compartirá con un hombre será con su futuro esposo.
Darrow, quien está cursando un Master en teología pastoral en la Universidad Ave Maria, dice que descubrió su trabajo al extender su mano a jóvenes chicas agridulces. “Cuando hablo, usualmente tengo chicas que vienen a mí, llorando y diciendo ‘he perdido mi virginidad’. Esto me rompe el corazón. Es por eso que he dedicado mi vida a ser una defensora de las mujeres”, concluyó.
BENDICIONES PRA TODOS!!! LILI.
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