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CRUZAR LOS SEIS DESIERTOS JUNTO A CRISTO
La Cuaresma comienza con una invitación del Espíritu Santo a ser llevados junto a
Cristo al desierto. Cuarenta días pueden parecer muchos, pero serán pocos si
dejamos que el Espíritu Santo tenga la iniciativa y la libertad para actuar en
nuestros corazones.
Son 6 semanas para avanzar por 6 desiertos que nos donarán un fruto profundo y
duradero si los cruzamos con paciencia y confianza.
1. Desierto del silencio: El desierto es el lugar del encuentro porque es el lugar del silencio. Primero un silencio que
nos libra de los ruidos del mundo, después un silencio que nos libra de los
ruidos de nosotros mismos, nos quita miedos, egoísmos, máscaras y nos abre a la
escucha del otro. Un otro que es el mismo Jesucristo. Un yo que se abre al Tú
con mayúsculas.
2. El desierto de la fe: aquí todas
nuestras certezas humanas son puestas a prueba. El alma quedará desnuda delante
de su creador y verá las estrellas como Abraham y podrá renovar su alianza con
Dios desde la fe. De noche, en el desierto, se ve más lejos, se ven paisajes
que de otro modo nuestros ojos nunca verían. Hagamos la prueba y contemplaremos
un mundo nuevo.
3. El desierto de la esperanza: llevamos en
la mochila de nuestra peregrinación muchas ilusiones, deseos y planes
personales. El desierto nos irá enseñando que pocas cosas son importantes, que
sólo Dios y su voluntad nos harán felices. Al cruzar este desierto,
aprenderemos a vivir de esperanza, la cual nos regala el rostro de Dios en cada
acontecimiento y circunstancia.
4. El desierto del amor: ésta fue la
experiencia de tantos personajes del Antiguo Testamento. Dios es un enamorado
del hombre y en el desierto nos hace su declaración más grande de amor. “Te
creé por amor y te sigo buscando por amor: ¿quieres seguirme?”
5. El desierto de la humildad: cada paso en
el desierto se hace difícil, la arena se hace pesada, el calor del día pesa, el
frío de la noche nos incomoda. Aprenderemos que “somos polvo y al polvo
volveremos”, nos sentiremos cansados, hundidos, agotados… Pero fruto de esta
experiencia será nuestro grito a pleno pulmón: “Señor, te necesito, ¿dónde
estás? Dame tu mano, no me dejes solo”
6. El desierto de la libertad: la última
semana nos llevará a cruzar este desierto tan amado y temido por muchos.
Queremos libertad para amar pero tememos equivocarnos, comprometernos hasta el
final. Y Cristo nos enseña en este último domingo de Cuaresma a cruzarlo con su ayuda.
“Yo he vencido porque soy libre y entrego mi vida por vosotros”. Nadie la toma,
yo mismo la doy”
Pidamos la ayuda de María, para que de su mano crucemos estos 6 desiertos obteniendo el
fruto que Dios quiere para cada uno de nuestros corazones.
Autor: Guillermo Serra L.C.
Comentario
JESUS ,VENIMOS A DORARTE EN ESTE TIEMPO DE CUARESMA TIEMPO DE RECONCILIACIÓN Y PERDON,,AMEN
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