Doloroso hecho, estar sin tu hijo,
oculto y sin nombre… ya no tiene nido;
tu miedo y angustia, cortaron las alas,
de ese tu angelito, hacia un buen mañana.
Las lágriamas fluyen, como arroyo vivo,
en tu mente y alma, por cualquier motivo;
niños y bebes por tu vida pasan,
corriendo con ellos, tu tristeza intacta.
La misión de vida, es darte mi mano,
de parte de Dios y de tus hermanos;
decirte que El te ama y su sangre dio,
por tí, por tu vida, por tu salvación.
Entrégale a El, todo tu dolor,
abrázate a El…Pidele perdón;
qué en su ternura e inmenso amor,
te dará su paz y tu sananción.
Marcela Serrano G.
¡Tienes que ser miembro de Rosario ProVida para agregar comentarios!
Únete a Rosario ProVida