Has CLICK AQUI para ver la Hora en el Mundo.
No abortes
No aconsejar el aborto.
Así como no hay que abortar, tampoco hay que aconsejar el aborto, porque aconsejarlo tiene la misma gravedad que realizarlo materialmente.
Tal vez hemos aconsejado el aborto en alguna ocasión, pero quizás no estábamos instruidos sobre la fe y sobre el grave pecado que era ello. Es tiempo de que reparemos lo que hemos hecho mal, y que nos propongamos nunca más dar malos consejos.
Si somos médicos, o enfermeros, o estamos de alguna manera en contacto con la mamá embarazada, siempre hay que aconsejarla para que siga con su embarazo, ayudarla en lo posible, ser caritativo, ayudarla a superar los miedos, e incluso ayudarla materialmente si ella se encuentra en la pobreza y ésta es una de las razones por las que quiere abortar.
Si Jesús ha dicho en su Evangelio que no quedará sin premio ni siquiera aquel que dé un vaso de agua fresca a uno de sus discípulos, ¡cuánta mayor recompensa, en este mundo y en el otro, recibirá quien haya salvado de la muerte a un inocente, y del pecado de asesinato a una madre!
No podemos mirar para otro lado, y si Dios nos ha puesto en un sitio, en un puesto en el mundo, en la sociedad, en nuestra ciudad, debemos ayudar a nuestros prójimos desde el lugar que nos haya tocado en suerte, porque si no lo hacemos nosotros, nadie lo hará por nosotros, y los pecados de omisión también son pecados.
Así como una buena obra, un buen acto, es como una piedra que se arroja al lago y expande sus ondas de bien por su alrededor; así también si hacemos algo malo o dejamos de hacer el bien, es como una piedra que arrojamos y tiene consecuencias en su alrededor. Pensemos esto antes de aconsejar el aborto o de hacer oídos sordos a las necesidades de las mamás embarazadas.
© 2024 Creada por Rosario ProVida. Con tecnología de
¡Tienes que ser miembro de Rosario ProVida para agregar comentarios!
Únete a Rosario ProVida