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Cristo es el Rey del universo y de cada uno de nosotros.
Es una de las fiestas más importantes del calendario litúrgico, porque celebramos que Cristo es el Rey del universo. Su Reino es el Reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, del amor y la paz.
Oración Propia:
Jesús, dijiste que tu Reino está entre nosotros, pero no es de este mundo; es un Reino espiritual, sobrenatural, el Reino de la verdad. Tus armas son las fuerzas del convencimiento, y de este modo conquistas los corazones que justamente te pertenecen. Tú bien sabes que esto es verdad. Tú mismo eres la Verdad.
Jesús, creo que eres verdaderamente Rey, pues has venido al mundo a establecer entre la gente el Reino de Dios. Todo aquel que es de la verdad, que cree en Dios y reconoce su autoridad en los asuntos humanos, te debe una fiel e invisible lealtad y "escucha tu voz".
Como católico, soy miembro de tu Reino: Tú eres mi Rey. Te debo lealtad, obediencia y amor. Ayúdame a poner en práctica mis sacratísimos deberes para contigo. Quiero ser "de la verdad", es decir, "hijo de Dios", con alegría oír tu voz y seguirte en todo. Te acojo como mi Rey y me someto gustoso a tu voluntad.
Reina sobre todo en mi corazón y en mi vida. Tu reinado es paz del Cielo; tu ley es el amor. Ayúdame a orar y trabajar porque tu Reino llegue a todas las almas, a toda la familia, a toda la nación.
Jesús, pues te rindo homenaje como a mi Rey, acudo a Ti con gran confianza, pidiéndote me concedas esta gracia en particular, si es conforme a tu santa voluntad (Mencione el favor que desea).
Señor, Jesucristo, mi Rey, te adoro como Hijo de Dios y por la intercesión de tu bondadosísima Madre te pido me envíes des de la abundancia de tu amable corazón la gracia del Espíritu Santo, que ilumine mi entendimiento, purifique mi corazón pecador y confirme en mí tu Santo amor. Te lo pido por amor del Padre y del Espíritu Santo, por tu infinita misericordia y por los méritos de todos los Santos. Amén.
Consagración:
Cristo Jesús, te reconozco como Rey del universo. Tú has creado todo cuanto existe. Usa plenamente de tus derechos sobre mí. Renuevo mis promesas de Bautismo por las que renuncié a Satanás, a todas sus seducciones y a todas sus obras. Te prometo vivir como buen cristiano. Me comprometo especialmente a colaborar por el triunfo de los derechos de Dios y de su Iglesia y dilatarlos y afianzarlos por todos los medios.
Divino Corazón de Jesús, en tus manos pongo mis insignificantes esfuerzos para que todos los corazones reconozcan tu sagrada Realeza y se establezca tu reino de paz en todo el mundo.
Oración Final:
Dios omnipotente y misericordioso, Tú quebrantas el poder del mal y todo lo renuevas en tu Hijo Jesucristo, Rey del universo. Que todos en el Cielo y en la tierra aclamen tu gloria y nunca cesen de alabarte.
Padre Todopoderoso, guía de amor, Tú hiciste pasar a Jesucristo nuestro señor de la muerte a la vida, resplandeciente en gloria como Rey de la creación. Abre nuestros corazones; libera a todo el mundo para que gocen de Su paz, glorifiquen Su justicia y vivan en Su amor. Que toda la humanidad se unifique en Jesucristo, tu Hijo, que reina contigo y el Espíritu Santo, Dios por siempre. Amén.
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