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DIA SEGUNDO: La Medalla y la Súplica de María.
Por las manos bondadosas de María suben nuestras plegarias a Dios; y por esas mismas manos descienden a nosotros los favores concedidos. La Virgen se apareció a santa Catalina intercediendo por nosotros y luego distribuyendo las gracias que llenaban sus manos y sus dedos.
(Se pide la gracia que se desea.
Se rezan tres Avemarías con la Jaculatoria de la Medalla para cada una. Así todos los días después de la lectura.
OH! MARIA, SIN PECADO CONCEBIDA,
RUEGA POR NOSOTROS
QUE RECURRIMOS A VOS!
Oh Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa, disipa con un rayo de tus manos nuestras tinieblas interiores; ayúdanos a andar nuestro camino espiritual. Haz que tu Medalla sea escudo invulnerable para nuestros cuerpos y para nuestras almas y que nos ayude a vivir la vida de la gracia. Amén.
La medalla que nos entregó nuestra Madre es para llevarla y propagarla con mucha devoción, fe y respeto. ¡No es un talismán para la suerte! Es una responsabilidad en nuestras vidas.
Se puede llevar en el bolsillo o en la billetera, pero es mejor llevarla colgada al cuello, porque está cerca de nuestros corazones. A los desvalidos se la puede dejar debajo de su almohada. Si se ve a una persona enferma, afligida, sola, abrumada, pecadora, a problemada o con alguna otra angustia del espíritu o del cuerpo, se le puede regalar la Medalla que el pueblo denominó Milagrosa.
Llevemos por el mundo y propaguemos la medalla para multiplicar las gracias que nos prometió concedernos nuestra Madre.
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QUE LA VIRGEN DELAMEDALLA MILAGROSA, NOS CUBRA CONSU MANTO PROTECTOR. AMEN.
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