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En su versión más característica la leyenda lo cuenta así: un día la joven piadosa Santa Isabel, en compañía de una o más de sus sirvientas, descendió del Castillo Wartburg al poblado de Eisenach ubicado camino abajo del castillo. Cargaba carne, huevos y pan bajo su manto que lo había tomado del castillo para distribuirlos entre los pobres, aun en contra de los deseos de su familia, quienes no veían con buenos ojos ese comportamiento. A la mitad del camino e inesperadamente se encontró con su marido Ludwing IV de Thuringia quien le preguntó, viendo el bulto bajo su manto, qué estaba cargando. Ella apenada y sin palabras, acorde a su personalidad, no dijo nada. Ludwing abrió su manto y para su sorpresa (en algunas versiones esto ocurre en lo más crudo del invierno) sólo contenía un ramo de rosas.
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Álbumes: Padre fortalece mi fe!
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