» Hay que reiterar, por lo tanto, la más firme oposición a todo atentado directo contra la vida, especialmente contra la inocente e indefensa: y el nasciturus en el claustro materno es el inocente por antonomasia. Recordemos las palabras del Concilio Vaticano II: «La vida desde su concepción ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables» (Const. Gaudium et spes, n. 51).
¡Tienes que ser miembro de Rosario ProVida para agregar comentarios!
Únete a Rosario ProVida