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Más confiamos, más obtenemos.
Dios ha condicionado darnos sus dones y gracias, a que confiemos en Él.
Y María ha condicionado llenarnos de sus dulzuras, a que confiemos en Ella.
¿Por qué no confiar en María, si Ella es la más Buena después de Dios?
¿Qué hijo no confía en su buena madre? Y nosotros somos hijos de la más buena de todas las madres: María Santísima.
Hagamos la prueba de confiar cada vez más en María. No nos vamos a arrepentir. Aunque las cosas se compliquen y todo parezca venirse abajo, sigamos confiando en María, siempre, contra viento y marea, porque María es la Madre de Dios, y todo lo puede porque es la Omnipotencia Suplicante.
Vemos que las madres siempre buscan la excusa para mimar a sus hijos y darles los gustos. Y María, que es la mejor Madre, también busca el momento oportuno para colmarnos de gracias y favores, de cuidados maternales y cariñosos, y es como que le roba a Dios las gracias, con su sonrisa y dulzura, para dárnoslas a nosotros, sus hijos.
¡Qué débil es nuestra confianza en la Virgen! Tenemos que reconocer que dudamos del poder de María y de su Bondad.
¿De que tenemos miedo? Ella dijo:¿no estoy yo aqui que soy tu Madre?
BENDICIONES:LILI.
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