Esta es la historia de un mendigo, que había recibido la noticia de que Dios le vendría a visitar.
El se decía a si mismo: Ahora podré solucionar todos mis problemas!! Dios me vendrá a visitar y se que quitara de mi todas mis angustias. Día y noche, el mendigo contaba las horas que faltaban para que llegue su tan esperada visita.
Ese día llegó, Dios tocó a su puerta y el mendigo la abrió con gran entusiasmo. Pero Dios dirigiéndose hasta el mendigo, se puso de rodillas y con amable vos le dijo: dame algo de ti, por favor!!. El mendigo, muy decepcionado de la actitud de Dios, detuvo su mirada en El, pensó y hurgando en su bolsa, le entregó una miga de pan viejo.
Dios se levantó, le agradeció cariñosamente y dándole un dulce abrazo, se despidió del mendigo.
El mendigo quedó muy rabiado y furioso por lo que Dios había hecho. Tiempo después, una mañana, cuando el mendigo se disponía a salir de su humilde hogar, sacó la bolsa del estante y sintió un peso fuera de lo normal. Metió la mano con sumo cuidado, y en el fondo encontró un hermosa miga de pan de oro.
Con lágrimas en los ojos, y arrepentido del pensamiento que tuvo sobre Dios, dijo: "Que bueno es Dios, ahora se por que El me pedía a mi"
Dale a Dios, tus problemas y El te los cambiará por soluciones.
Dale a Dios, tus lágrimas y El te los transformará en alegrías.
Dale a Dios, tus angustias y El te los pintará con el color de la paz.
Entrégale a Dios, tu vida y El te hará reposar sobre verdes pastos, en donde el agua brota, en donde el león come junto al cordero, en donde el amor no tiene fin.
Dale a Dios, un si y El dará, como todos los días, su vida por ti.
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