Insignia

Cargando…

RPV RADIO EN VIVO

RPV RADIO CON MEXICO DF

Has CLICK AQUI para ver la Hora en el Mundo.

El tema del día era resentimiento y el maestro nos había pedido que lleváramos papas y una bolsa de plástico.

Ya en clase elegimos una papa por cada persona que guardábamos resentimiento.

Escribimos su nombre en ella y la pusimos dentro de la bolsa. Algunas bolsas eran  realmente pesadas.

El ejercicio consistía en que durante una semana lleváramos con nosotros a todos lados esa bolsa de papas.

Naturalmente la condición de las papas se iba deteriorando con el tiempo. El fastidio de acarrear esa bolsa en todo momento me mostró claramente el peso espiritual que cargaba a diario y cómo, mientras ponía mi atención en ella para no olvidarla en ningún lado desatendía cosas que eran más importantes para mí.

Todos tenemos papas pudriéndose en nuestra "mochila" sentimental.

Este ejercicio fue una gran metáfora del precio que pagaba a diario por mantener el resentimiento por algo que ya había pasado y no podía cambiarse.

Me di cuenta que cuando hacía importantes los temas incompletos o las promesas no cumplidas me llenaba de resentimiento, aumentaba mi stress, no dormía bien y mi atención se dispersaba.

Perdonar y dejarlas ir me llenó de paz y calma, alimentando mi espíritu.

La falta de perdón es como un veneno que tomamos a diario a gotas pero que finalmente nos termina envenenando.

Muchas veces pensamos que el perdón es un regalo para el otro sin darnos cuenta que los únicos beneficiados somos nosotros mismos.

El perdón es una expresión de amor.

El perdón nos libera de ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo.

No significa que estés de acuerdo con lo que pasó, ni que lo apruebes.

Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó.

Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos  negativos que nos causaron dolor o enojo.

El perdón se basa en la aceptación de lo que pasó.

La falta de perdón te ata a las personas desde el resentimiento. Te tiene encadenado.

La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales que tienes.

El perdón es una declaración que puedes y debes renovar a diario.

Muchas veces la persona más importante a la que tienes que perdonar es a ti mismo por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas.

"La declaración del Perdón es la clave para liberarte".

¿Con qué personas estás resentido?

¿A quiénes no puedes perdonar?

¿Tú eres infalible y por eso no puedes perdonar los errores ajenos?

"Perdona para que puedas ser perdonado"
"Recuerda que con la vara que mides, serás medido..."

 

 
CINCO CLAVES PARA PERDONAR

*Hacer conciencia: Requiere recordar el por que de nuestro resentimiento con alguien.
*Validar el acto: Hablar con alguien.
*Compasión: Ver al agresor con un ser humano.
*Humildad: Quitar el orgullo
*Perdonarse a si mismo.

Todo insulto que nosotros recibimos puede convertirse en una nueva oportunidad de crecimiento interior, una gracia que nos envia Dios. Porque al perdonar somos participes de su precencia.
Además como dice el padre nuestro la oración que el mismo Cristo nos enseñó, como nosotros perdonamos Dios nos perdona a nosotros.

Pedir perdón no es lo mismo que disculparse, porque disculparse es dar una excusa por algo hecho y pedir perdón es asumir la totalidad de la responsabilidad de la falta, y aunque no puedas repararla del todo te produjo dolor y estas arrepentido.

Muchas veces nos hes mas dificil pedir perdon a la gente que queremos, pero hacerlo es demostrar humildad y honestidad.

Perdonar no es olvidar, es recordar sin dolor, sin amargura, sin la herida abierta; perdonar es recordar sin andar cargando eso, sin respirar por la herida, entonces te daras cuenta que has perdonado.

En una parte del Padre Nuestro Dios nos dice: perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Perdonar, es una decisión que deja en libertad tu corazón, y deja limpia toda herida, la amargura en ti ya no reinará. Si tú quieres experimentar el perdón del Señor, debes primero perdonar.

Amar a quien nos ha ofendido desarma al adversario y puede incluso transformar el campo de batalla en un lugar de solidaria cooperación. Éste es un desafío que concierne a cada individuo, pero también a las comunidades, a los pueblos y a la humanidad entera. Afecta, de manera especial, a las familias, no es fácil convertirse al perdón y la reconciliación. Reconciliarse puede ser problemático cuando en el origen se encuentra una culpa propia. Si en cambio la culpa es del otro, reconciliarse puede ser visto como una irrazonable humillación. Para dar semejante paso es necesario un camino interior de conversión; se precisa el coraje de la humilde obediencia al mandato de Jesús. Su palabra no deja lugar a dudas: no sólo quien provoca la enemistad, si no también quien la padece debe buscar la reconcilición.


ORACIÓN DEL PERDÓN

Señor Jesucristo, hoy te pido la gracia de poder perdonar a todos los que me han ofendido en mi vida.

Sé que Tú me darás la fuerza para perdonar.

Te doy gracias porque Tú me amas y deseas mi felicidad más que yo mismo.

"Señor Jesucristo, hoy quiero perdonarme por mis pecados, faltas y todo lo que es malo en mí y en todo lo que pienso que es malo.

Me perdono de verdad. Señor, quiero que me sanes de cualquier ira, amargura y resentimiento hacia Tí, por las veces que sentí que Tú mandaste a muerte a mi familia, enfermedad, dolor de corazón, dificultades financieras o lo que yo pensé que eran castigos. ¡Perdoname, Jesús, Sáname!

Señor, perdono a mi madre por las veces que me hirió, se resintió conmigo, estuvo furiosa conmigo, me castigó, prefirió a mis hermanos y hermanas a mí, me dijo que era tonto, feo, estúpido o que le había costado mucho dinero a la familia, o cuando me dijo que no era deseado, que fui un accidente, una equivocación o no era lo que quería.

Perdono a mi padre por cualquier falta de apoyo, falta de amor, o de afecto, falta de atención, de tiempo, o de compañía, por beber, por mal comportamiento, especialente con mi madre y otros hijos, por sus castigos severos, por desertar, por estar lejos de casa, por divorciarse de mi madre, por no serle fiel.

Señor, perdono a mis hermanos y hermanas que me rechazaron, dijeron mentiras de mí, me odiaron, estaban resentidos contra mí, competían conmigo por el amor de mis padres; me hirieron físicamente o me hicieron la vida desagradable de algún modo. Les perdono, Señor.

Señor, perdono a mi cónyugue por su falta de amor, de afecto, de consideración, de apoyo, por su falta de comunicación, por tensíon, faltas, dolores o aquellos otros actos o palabras que me han dolido o perturbado.

Señor, perdono a mis hijos por su falta de respeto, obediencia, falta de amor, de atención, de poyo, de comprensión, por sus malos hábitos, por cualquier mala acción que me puede peturbar.

Señor, perdono a mi abuela, abuelo, tíos, tías y primos, que hayan interferido en la familia y hayan causado confusión, o que hayan enfrentado a mis padres.

Señor, perdono a mis amigos que me han decepcionado, han perdido contacto conmigo, no me apoyan, no estaban disponibles cuando necesitaba ayuda, les preste dinero y no me lo devolvieron, me criticaron.

Señor Jesús, pido especialmente la gracia de perdonar a esa persona que más me ha herido en mi vida.

Pido perdonar a mi peor enemigo, la persona que más me cuesta perdonar o la persona que haya dicho que nunca perdonaria. "Gracias Jesús, porque me estas liberando del mal de no perdonar y pido perdón a todos aquellos que yo también he ofendido.

Gracias, Señor, por el amor que llega a través de mi hasta ellos. Amén.

Vistas: 270

Comentario

¡Tienes que ser miembro de Rosario ProVida para agregar comentarios!

Únete a Rosario ProVida

© 2024   Creada por Rosario ProVida.   Con tecnología de

Insignias  |  Informar un problema  |  Términos de servicio