Reconozcamos los momentos en que el Señor visita nuestra alma:
-Una buena palabra, una lectura, un ejemplo edificante, una inspiración interior, una luz repentina que nos hace ver más a fondo nuestros defectos, que nos abre nuevos horizontes espirituales, llamándonos a una humildad más sincera, una caridad fraterna más continua y delicada.
El buen Dios hermanos nunca nos deja siempre nos acompaña y nunca solo nos deja, lo que pasa es que a veces nos desesperamos y recurrimos a la desesperanza y proferimos palabras groceras contra Dios diciendo que nunca nos ayuda, recordemos las palabras del Evangelio de hoy: la gente buscaba a Jesús porque les había saciado su hambre Jn 6, 22-29.
Nosotros no hemos de desesperarnos hermanos a Dios ser Dios y dejar que las cosas sucedan y no condicionemos su voluntad.
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