Mi testimonio del Papa Benedicto XVI

[María Fernanda Villarreal Garza]

Hola a todos!

 

Ante la noticia que creo nos ha sorprendido a todos, me siento en la necesidad de decir mi testimonio del Santo Padre Benedicto XVI, el Maestro Joseph Ratzinger, durante mi estancia en Roma. Sabiendo por supuesto, que es el Espìritu Santo el que guía la Iglesia a través de sus instrumentos.

 

La primera vez que lo ví fue una de las experiencias más hermosas que he tenido en mi vida. El verlo a los ojo, y su sonrisa, me llenó de un gozo que no puedo describir, solamente creo que se puede sentir delante de las personas que irradian el amor de Dios, la luz del Espíritu Santo.

 

Cada mensaje que escuchaba de él me hablaba, no a mi mente, ni siquiera a mis sentimientos, sino a lo más profundo del alma, y llenaba todo mi ser.

 

El, como sabemos, se encargó de difundir el amor de Dios, la fe en Él, la esperanza, la verdad, la humildad, el gozo y LA AMISTAD CON CRISTO.

 

Conocí a una persona, que seguro como muchas más, se convirtió a raíz de un libro que escribió cuando era el Card. Ratzinger, era una mujer que ponía la razón por encima de la fe. Y todas las audiencias que podía, iba a escucharlo hablar porque le cambió la vida.

 

Escribo esto para dar testimonio del hombre que con su ejemplo, me ha hecho ver su grande humildad, su fe inquebrantable, su amor por Dios, María y la Iglesia, su amistad con Cristo cuando él lo adoraba en Corpus Christi y era como una plática tan íntima de amigos, su misericordia, su paternidad.

Les pido por favor, aunque creo que lo van a hacer, que sigan orando por él siempre, para mi, tiene un olor de santidad especial, y Dios me concedió la gracia maravillosa de verlo en persona... y sonreirnos.

 

Aceptemos de igual manera el Papa que viene después, es nuestro amado Pedro que sube a la barca delante de un mar tempestuoso como es el mundo de hoy, pero con Cristo navegando con Él y guiando por él.

 

Gracias por orar por el Papa... y por Joseph Ratzinger a quien amo muchísimo y por siempre, pues ha dejado en mi corazón a Cristo con su testimonio de vida.