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Más bien, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber; pues haciendo esto, carbones encendidos amontonarás sobre su cabeza.
No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien.
 Rom 12:20-21

                                                           

El desafío para todos nosotros en esta vida es perdonar y olvidar. Podemos saber que algo está mal, intentar perdonar en nuestra mente, pero no podemos olvidar; lo cual nos impide perdonar en nuestros corazones. El síntoma de esta esclavitud es siempre recordar las circunstancias de las injusticias y reproducirlas en nuestras mentes, lo cual sólo refuerza nuestro resentimiento por la injusticia original.

El Señor es nuestro ejemplo. Como él fue crucificado, oró al Padre para que perdonara a los que .... Él es el ejemplo supremo. No hay injusticia mayor que el hecho que su propio pueblo lo haya crucificado, cuando él había sanado a ciudades enteras de toda enfermedad y discapacidad, había resucitado a los muertos, devuelto la vista a los ciegos, y no había hablado más que la verdad; sin embargo cuando estaba sufriendo un dolor inimaginable y estaba muriendo, oró pidiendo el perdón de ellos. Ahora bien, si alguna vez hubo una justificación para la ira, tuvo que ser esta terrible crucifixión del hombre más humilde que caminó sobre la tierra; sin embargo el Señor no se airó. De modo que, debido a su monumental perdón hacia los que le asesinaron, sabemos que nunca hay justificación para que nosotros tengamos ira. Él sentía dolor, un dolor casi hasta la muerte, ya que sabía lo que le sucedería. Y su reacción fue de dolor por la colosal injusticia que sufrió, pero no de ira; dolor, no por sí mismo, sino dolor por lo equivocado que estaban sus hijos errantes.

Son muchos los que justifican su ira diciendo: "el Señor se enojó cuando expulsó a los mercaderes del templo." Mi respuesta es: "no, no, se enojó como un hombre que se enoja; él estaba perfectamente bajo control y sabía exactamente lo que estaba haciendo, pues dijo que no juzgaba nada a sí mismo, sino sólo al escuchar los juic.... La ira es un juicio que nosotros hacemos, y cuando juzgamos a alguien más con críticas, sufrimos el mismo juicio: No juzguéis, y no seréis juzgados. No condenéis y no seréis conden...
                                              
A menos que seamos perfeccionados, no podemos dejar de enojarnos en algunas circunstancias, pero se nos dice: no se ponga el sol sobre vuestro enojo. Efe 4:26

Esto no significa que no hay nada malo que las personas puedan hacer. Yo deploro las acciones injustas, pero cuando me son hechos a mí, me doy cuenta de que tengo que perdonar a la persona y olvidar, de lo contrario yo sufro aún más. El amor no lleva cuentas del mal. Juan dice: Todo aquel que aborrece a su hermano ha cometido un homicidio en s... La ira es lo opuesto del perdón. No se puede perdonar a alguien y todavía estar enojados con ellos.

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Comentario

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Comentario de Angela el diciembre 23, 2010 a las 6:21am
Gracias por recordarme esta gran verdad, BENDICONES
Comentario de Verónica del Valle Faray el diciembre 22, 2010 a las 7:20pm
GRACIAS...BENDICIONES!!! QUE JESÚS NAZCA EN TU CORAZÓN...

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