Bueno yo les cuento mi experiencia personal nunca me sentí mas cerca del Señor y en más intimidad con él que cuando acudo a mi parroquia y tengo esos momentos ante la adoración al Santísimo Sacramento, mi corazón se funde y lo único que quiero es quedarme con el ahí, mi corazón se llena de gozo. Ahora si les gusta la propuesta me gustaría que cuenten que les sucede a ustedes.
Y les deje una oración para realizar:
Como ya sabes conozco lo que guardas en el fondo de tu corazón. Puedes engañar a las personas, pero no a Dios. Por eso, no tengas miedo de hablarme con total sinceridad. Sé que te cuesta, pero no olvides que soy quien más te ama ¿Me dejas ayudarte? ¿Estas dispuesto a quererte un poco más y de evitar de exponerte a aquella ocasión de pecado que tanto te cuesta superar, a privarte de aquello que te causa daño, que te aleja de mi y del proyecto del Padre sobre ti, a no tratar más a aquella persona que te quitó la paz del corazón? ¿Volverás a ser amable con esa otra persona a quien, por haberte fallado, has mirado hasta hoy como enemiga?
Después de este rato juntos volverás a tus ocupaciones habituales: a tu hogar, con tu familia, al taller, al estudio, a la calle... pero no olvides estos minutos que estamos compartiendo los dos juntos, en el silencio y quietud de esta Iglesia. Cuando te encuentres con tus hermanos, no pierdas la capacidad de guardar silencio cuando sea necesario, o de hablar y compartir buenas palabras cuando las situaciones lo requieran; no pierdas la paz interior aun en medio de las dificultades que inevitablemente deberás enfrentar. Y sobre todo no dejes de amar a todos.
Ama también a mi Madre, porque también es tu Madre y recorre a tu lado tus mismos senderos. Te espero en la próxima visita con el corazón renovado y dispuesto a compartir otro momento de paz y consuelo para tu alma.
Padre me pongo en tus manos haz de mi lo que quieras, sea lo que sea, te doy las gracias. Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo con tal tu voluntad se cumpla en mí y en todas tus criaturas; no deseo nada más, Padre. Te confío mi alma, te la doy con todo el amor del que soy capaz, porque te amo y necesito darme, ponerme en tus manos sin medida con una infinita confianza, porque tu eres mi Padre. Amén.
¡Tienes que ser miembro de Rosario ProVida para agregar comentarios!
Únete a Rosario ProVida