¿Quién podrá ayudarme a purificar mi alma?
Tenía una toalla muy blanca, pero al envejecer se volvió amarillenta. Por más que la lavaba, imposible hacerla recuperar su color original. Cada vez que alguien en el hospital llegaba a curarme me hacía siempre la misma pregunta: « ¿No tiene una toalla más limpia? » Este hecho me hizo reflexionar: mi alma está impregnada del pecado original desde mi nacimiento y aunque purificada por el bautizo, guarda fundamentalmente un color impuro. « ¿Quién podrá ayudarme a purificarla? » Una voz, desde el fondo de mi corazón me respondió: « Lo conseguirás con la intercesión de la Virgen María, la Inmaculada, que no conoció el pecado original.» Desde entonces, me dirijo a Ella: « Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.»
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Takashi Nagai Una luz en Nagasaki Nouvelle Cité, 2006
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Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen.
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