Llena de gracia, quisiera yo aprender
de aquel Misterio que el Angel
te vino a traer. Era tal tu fe
que al decir tu "fiat"
se encarnó El que Es.
Desde el fondo de tu seno habló:
"He aquí que vengo", el Verbo de Dios;
"Vengo a que se cumpla sólo tu voz,
¡tu querer, oh Padre, quiero con fervor!"
Llena de gracia, ayúdame a decir
como tú el "fiat"
a la santa voluntad de Dios,
a buscarla con paz,
con corazón amplio,
y el gozo de amar.
Hna. María Felicia.
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