Un verdadero compañero Gracias por compartir.Analia

[ieda Flavia Analia]

 

                           Un verdadero compañero

 

 

 

En todo tiempo ama el amigo y es como un hermano en tiempo de angustia. Proverbios 17:17
 

En una hacienda vivían dos caballos, aparentemente iguales a los demás, pero al observarlo con más detenimiento, se puede percibir que uno de ellos es ciego. El dueño no se deshizo de él, por este defecto, sino que le consiguió un amigo, un caballo más joven, el cual tenía una campana colgada de su cuello. De modo que al escuchar el sonido, el caballo ciego sabe dónde está su compañero y va hasta él.
Ambos pasan los días corriendo y al final de la jornada, el caballo ciego sigue a su compañero hasta el establo. El caballo con la campana está siempre mirando si el otro lo acompaña y algunas veces se detiene, para que pueda alcanzarlo. El caballo ciego se guía por el sonido de la campana, confiando que el otro lo esté llevando por el camino correcto.
Al igual que el dueño de estos dos caballos, Dios no nos rechaza por nuestros defectos, más bien Él cuida de nosotros y hace que otras personas estén a nuestro lado cuando las necesitamos. Algunas veces somos como el caballo ciego, guiados por los sonidos de las campanas de aquellos amigos que Dios puso a nuestro alrededor. Otras veces, somos como el caballo guía, ayudando a otros a encontrar el camino.
Hay quienes bajo la apariencia de amistad, solo provocan destrucción, parecen amigos pero terminan lastimándose unos con otros; en cambio el amigo verdadero se mantiene más leal que un hermano. Proverbios 18:24 NTV
Así son los buenos amigos, tú no necesitas verlos, pero sabes que están allí. 
Qué necesario es oír esas campanas en determinados momentos de nuestras vidas, las cuales son palabras de aliento, ánimo y fortaleza que nos ofrecen nuestros verdaderos amigos, a los cuales podremos retribuirles, compartiendo todo lo que Dios nos ha dado primero.
Hoy es un buen día para que valores a las personas que están contigo siempre, en los momentos buenos y alegres, pero también en los de tristeza y angustia. Llámalos, sigue en contacto con ellos y si recuerdas que existe algo que te mantiene enemistado con alguno, da el primer paso, no esperes que el otro lo haga, tal vez haya muy buenos momentos de amistad por compartir, que no vale la pena, perderlos por un enojo.