Estamos en guerra.
Somos atacados permanentemente por el Príncipe de este mundo, el Ángel de las tinieblas, a través de sus seguidores materialistas (capitalistas, marxistas y demás variantes). Cuando eso sucede es que vamos bien. Si no nos agredieran sería que les somos indiferentes.
Como en Lepanto, Nuestra Señora del Rosario, llamada también María Auxiliadora (Auxilium Christianorum), horroriza al enemigo cuando la invocamos en la…
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