El Corazón de Jesús en la Obra de María Valtorta Chispa de Misericordia. Dice Jesús: “Para ser salvados, ¡oh pobres hombres que tembláis de miedo!, bastaría que vosotros, como hijos verdaderos y no …

[ieda Flavia Analia]

El Corazón de Jesús en la Obra de María Valtorta

Chispa de Misericordia. 

Dice Jesús:

“Para ser salvados, ¡oh pobres hombres que tembláis de miedo!, bastaría que vosotros, como hijos verdaderos y no como bastardos de los que Yo soy el Padre tan solo de nombre mientras que el verdadero padre es el otro, supierais arrebatar de mi Corazón una chispa de mi Misericordia. Y no quisiera más que dejármela arrebatar.”

(“Los Cuadernos”, 1 Junio de 1943 - María Valtorta) 

Comentario: 

El Sagrado Corazón está repleto de Misericordia para todos los hombres, pero es necesario que le pidamos que la derrame sobre la humanidad, con nuestras oraciones, pero sobre todo con nuestro modo de obrar acorde a los Diez Mandamientos y a las enseñanzas de Jesús, puesto que si pedimos misericordia pero no cambiamos ni nos convertimos a Dios, entonces es presunción y Dios no escuchará nuestros ruegos, y así la Justicia de Dios seguirá su curso y no habrá misericordia para el mundo.

Estamos a tiempo todavía porque el mismo Sagrado Corazón de Jesús quiere derramar su infinita Misericordia sobre el mundo, pero es necesario que seamos muchos quienes nos convirtamos e invitemos a otros a convertirse, puesto que la Misericordia necesita un punto de atracción y no de repulsión. Si con nuestro arrepentimiento invocamos la Misericordia de Dios, entonces Él tendrá Misericordia de nosotros y de toda la Tierra.

Dios nos ha hecho libres y para darnos sus gracias quiere que las merezcamos, no en justicia, sino en gracia, es decir, que hagamos méritos con la oración y la vida recta, para merecer las gracias y misericordias del Señor. Pero el mundo anda cada vez más alejado de Dios, y por eso nosotros los católicos tenemos que volver a evangelizar, comenzando por evangelizarnos a nosotros mismos, profundizando en las verdades de la fe, y comenzando a cumplir bien la Ley de Dios, y entonces sí podremos invitar a otros a hacer lo mismo.

Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.

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