El Jueves Santo, se celebra el jueves anterior al Domingo de Resurrección, en el transcurso de la Semana Santa cristiana. Es el primer día del Triduo Pascual. En este día la Iglesia Católica conmemora la institución de la Eucaristía en la Última Cena de Jesús, y del Sacerdocio. (Wikipidia).
Llegamos al Jueves Santo, el día de la Última Cena, de la institución de la Eucaristía y del sacramento sacerdotal. El grano de trigo está cayendo en la tierra y va a morir. La levadura se está escondiendo en la masa. Para eso ha venido, para que todos puedan comer, para que toda la masa se haga pan. Es una cena de despedida, la última de las frecuentes comidas que Jesús celebró, figura y anticipo del alegre banquete que nos ha de reunir a todos en el reino de Dios. Pero antes, en esa cena final de Jesús previa de su Pasión, nos deja la Eucaristía, su Cuerpo y Sangre, como forma permanente de seguir con nosotros, entre nosotros, para nosotros...
La Palabra de Dios:
Evangelio del día
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.
Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?». Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde». Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo». Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza». Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos». Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios todos».
Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros».
(Juan 13, 1-15)
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