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Importante presentacion de la Eucaristia....La conoces de Verdad ................... Gracias por compartir


Además, por el carácter mismo de la comunión eclesial y de la relación que tiene con ella el sacramento de la Eucaristía, se debe recordar que "el Sacrificio eucarístico, aun celebrándose siempre en una comunidad particular, no es nunca celebración de esa sola comunidad: esta, en efecto, recibiendo la presencia eucarística del Señor, recibe el don completo de la salvación, y se manifiesta así, a pesar de su permanente particularidad visible, como imagen y verdadera presencia de la Iglesia, una, santa, católica y apostólica". De esto se deriva que una comunidad realmente eucarística no puede encerrarse en sí misma, como si fuera autosuficiente, sino que ha de mantenerse en sintonía con todas las demás comunidades católicas.
Ecclesia de Eucharistia, n. 39

 

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La Eucaristía constituye el "tesoro" de la Iglesia, la valiosa herencia que su Señor le ha legado. Y la Iglesia la custodia con el máximo cuidado, celebrándola diariamente en la santa misa, adorándola en las iglesias y en las capillas, distribuyéndola a los enfermos y, como viático, a cuantos parten para el último viaje. 
Pero este tesoro, que está destinado a  los  bautizados, no agota su radio de  acción en el ámbito de la Iglesia:  la  Eucaristía  es  el  Señor Jesús que se entrega "para la vida del mundo" (Jn 6, 51). En todo tiempo y en todo lugar, él quiere encontrarse con el hombre y llevarle la vida de Dios. No sólo. La Eucaristía tiene también un valor cósmico, pues la conversión del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo constituye el principio de divinización de la misma creación. 2006-06-18 

 

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-Sin embargo, Benedicto XVI ha reiterado en algunas ocasiones la conveniencia de comulgar de rodillas y en la boca. ¿Es algo importante o mera cuestión de formas? 
-No, no sólo es cuestión de formas. ¿Qué significa comulgar en la boca? ¿Qué significa hacer una genuflexión ante el Santísimo? ¿Qué significa ponerse de rodillas durante la consagración en la misa? Significa adoración, significa reconocimiento de la presencia real de Jesucristo en la eucaristía; significa respeto y actitud de fe de un hombre que se postra ante Dios porque sabe que todo viene de Él y nos sentimos anonadados, asombrados, ante la maravilla de Dios, su bondad y su misericordia. Por eso no da la mismo poner la mano y comulgar de cualquier manera que hacerlo con respeto; no da lo mismo comulgar de rodillas que de pie, porque todos esos signos indican una actitud profunda. A lo que tenemos que llegar es a esa actitud profunda del hombre que se postra ante Dios, y eso es lo que quiere el Papa. MMIX

 

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El sacramento del Cuerpo y de la Sangre de Cristo nos reúne a todos en él y nos envía al mundo -      «La liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza. Pues los trabajos apostólicos se ordenan a que, una vez hechos hijos de Dios por la fe y el bautismo, todos se reúnan, alaben a Dios en medio de la Iglesia, participen en el sacrificio y coman la cena del Señor. Por su parte, la liturgia misma impulsa a los fieles a que, saciados “con los sacramentos pascuales”, sean “concordes en la piedad” (cf Hch 4,32); ruega a Dios que “conserven en su vida lo que recibieron en la fe”, y la renovación de la alianza del Señor con los hombres en la Eucaristía enciende y arrastra a los fieles a la apremiante caridad de Cristo.
     Por tanto, de la liturgia, sobre todo de la Eucaristía, mana hacia nosotros la gracia como de su fuente y se obtiene con la máxima eficacia aquella santificación de los hombres en Cristo y aquella glorificación de Dios a la cual las demás obras de la Iglesia tienden como a su fin». Concilio Vaticano II 
Constitución sobre la Sagrada Liturgia (Sacrosanctum Concilium), 10-11

 

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La verdadera Eucaristía  - Al criticar los desórdenes que tenían lugar en la Iglesia de Corinto, san Pablo recuerda la tradición que procede de Cristo: «Cuantas veces comáis este pan y bebáis de esta copa, anunciáis la muerte del Señor hasta que vuelva». Y disipa toda duda sobre la verdad de la presencia real de Cristo en las especies eucarísticas. Por eso, recuerda a quienes no valoraban en toda su grandeza este cambio sustancial que «quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma entonces del pan y beba del cáliz. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo». Profanar la Eucaristía supone un desprecio de la muerte del Señor, que entregó su Cuerpo y Sangre como sacrificio por los pecados de los hombres. Por eso, hemos de lamentar con profundo dolor los abusos y profanaciones de este Sacramento de los que hemos sido testigos recientemente en nuestra diócesis de Madrid y que apartan a sus autores de la comunión en la fe y en la vida eclesial, que es el único marco válido de celebración de estos sagrados misterios. Utilizar la celebración de la Eucaristía en contra de la misma Tradición en la que ha tenido su origen es, además de un acto carente de sentido y de valor teológico, un triste y grave atentado contra la comunión eclesial que nace de la obediencia a la fe y al mandato apostólico que procede del Señor. Quienes no tienen fe, injurian a la comunidad creyente simulando participar de sus misterios; y quienes creen, rompen la comunión que Cristo quiso para su Iglesia. Conviene recordar aquí las palabras de Benedicto XVI en su exhortación apostólica Sacramentum caritatis : «Es necesario que los sacerdotes sean conscientes de que nunca deben ponerse ellos mismos o sus opiniones en el primer plano de su ministerio, sino a Jesucristo. Todo intento de ponerse a sí mismos como protagonistas de la acción litúrgica contradice la identidad sacerdotal». 2007-06-15 Alfa y Omega.Esp.

 

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“Haced esto en conmemoración mía”

7. La víspera de su pasión, “Jesús tomó el pan, lo bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo: ‘Tomad, comed, esto es mi Cuerpo’. Después, tomando una copa, dio gracias y se la pasó diciendo: ‘Bebed todos de ella; porque esta es mi sangre, sangre de la alianza, que va a ser derramada por la multitud en remisión de los pecados’” (Mt 26, 25-28); “Haced esto en memoria mía” (Lc 22, 19; 1 Cor 11, 24-25). Desde el inicio la Iglesia hace memoria de la muerte y resurrección de Jesús con sus mismas palabras y sus mismos gestos en la Última Cena, pidiendo al Espíritu Santo que transforme el pan y el vino en el Cuerpo y en la Sangre del Señor. Con la Tradición constante de la Iglesia creemos firmemente y enseñamos que las palabras de Jesús que el sacerdote pronuncia en la Misa, por el poder del Espíritu, realizan lo que significan. Realizan la presencia real de Cristo resucitado (CIC 1366). La Iglesia vive de este don supremo que la reúne, la purifica y la transforma en un solo Cuerpo de Cristo animado por un solo Espíritu (cf. Ef 5, 29).

La Eucaristía es el don del Amor del Padre que ha enviado a su Hijo único para que el mundo se salve por medio de Él (cf. Jn 3, 17); amor de Cristo que nos ha amado hasta el extremo (cf. Jn 13, 1); amor de Dios derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo (cf. Rm 5, 5), que clama en nosotros “¡Abbá, Padre!” (Ga 4, 6; Rm 8, 15). Así pues, al celebrar el Santo Sacrificio de la Misa, anunciamos con gozo la salvación del mundo proclamando la muerte victoriosa del Señor hasta que venga; y al comulgar de su Cuerpo, recibimos las “arras” de nuestra resurrección.

 

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Es hora de responder de nuevo con Pedro: «Señor, en tu palabra, echaré la red».

Las llaves, la humildad y el timón- Como sucesor de Pedro, el Papa es el que ha recibido las llaves y el timón, para abrir los inagotables arcones de la misericordia de la Iglesia, o para cerrar las puertas a lo que no cabe en la casa de la fidelidad a Cristo. Es el timonel que debe guiar en la barca que es la Iglesia, no siempre navegando en tiempos favorables, pero nunca abandonada del viento del Espíritu.
Si su poder no es de este mundo, como lo dijo Jesús, tampoco lo es el libro que el Papa emplea para dictar las lecciones de su magisterio. En esta cátedra, solamente se imparte la doctrina de la fe, que es aceptación de lo que Dios ha revelado de sí mismo. De una manera especialmente clara e inconfundible, lo ha hecho en la vida, en la doctrina y el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo.
Maestro es, pues, el Papa de una fe que se hace comportamiento y vida. Por eso, se habla de la fe y de las costumbres. Porque quien mira y acepta a Dios, ha de hacer que su comportamiento moral sea coherente con aquello que se acepta como doctrina y que ha de empapar por completo la vida cristiana. El Papa es ese maestro inequívoco, infalible, cuando proclama solemnemente una verdad, reconocida y auspiciada por la Iglesia universal, y una forma de aceptarla y vivirla. MMV.

 

Eucarístico, ca.(Del lat. eucharistĭcus, y este del gr. εὐχαριστικός).1. adj. Rel. Perteneciente o relativo a la eucaristía. Especies eucarísticas. Sacramento eucarístico.

 

Eucaristía. (Del lat. eucharistĭa, y este del gr. εὐχαριστία, acción de gracias).1. f. Rel. En la Iglesia católica, sacramento instituido por Jesucristo, mediante el cual, por las palabras que el sacerdote pronuncia, se transustancian el pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo.

EUCARISTÍA LITURGIA Y PARUSÍA


La Eucaristía misma es un misterio trinitario; no podemos recibir al Hijo sin recibir al Padre que le ha enviado en la carne y en el Espíritu, a través de lo cual Él viene. La Trinidad llega a nosotros en la Eucaristía. Y cuando la Trinidad viene a nosotros, somos elevados a la presencia de la gloria divina.

Este misterio está ligado al de la Encarnación porque este último no es sólo un acontecimiento histórico del pasado, sino que es una realidad en marcha --un misterio sobrenatural-- presente hoy en medio de nosotros. Todo está unido.

--El cardenal Ratzinger a menudo ha descrito la Eucaristía como el «corazón de la vida». ¿Qué quiere decir con esto? 
--Hahn: La Eucaristía es nuestro encuentro y nuestra comunión con la Santísima Trinidad. Eso es el corazón de la vida. Es la fuente de la vida. Es la cumbre de la vida. Comunión con la Santísima Trinidad es la definición del Cielo; no hay nada mejor que eso. Lo impresionante es que tenemos el Cielo en cada Misa. 
Este es un tema sobre el que el cardenal Ratzinger ha vuelto repetidamente en muchos de sus libros. La venida de Cristo --lo que el Nuevo Testamento en griego define su «Parusía»-- no es simplemente un acontecimiento remoto en el tiempo. Se trata de su presencia en la Eucaristía. 
Los fundamentalistas reducen el significado de «Parusía» a la venida de Cristo al final de los tiempos; pero para el pueblo del siglo I en lengua griega, la palabra significaba «presencia». La teología católica mantiene este significado originario.
En su libro «Escatología» el cardenal Ratzinger escribió: «La Parusía es la más alta intensificación y cumplimiento de la liturgia. Y la liturgia es Parusía... Cada Eucaristía es Parusía, el Señor que viene, y aún la Eucaristía es incluso más verdaderamente el tenso anhelo de que Él revelará su gloria escondida». 
--¿Cómo cree que la enseñanza del Papa Benedicto XVI puede aumentar la comprensión y la experiencia de la Eucaristía a los fieles en este último tramo del Año de la Eucaristía? 
--Hahn: Mucha gente en los medios de comunicación ya le han tachado de reaccionario que desea regresar a formas preconciliares de culto. Pero no han entendido su clave. No se trata de la restauración de la liturgia sino más bien de una reapropiación; reapropiación del misterio de la Eucaristía, que es divino y humano. 
Después del Concilio [Vaticano II], algunos teólogos intentaron democratizar la Iglesia y secularizar la liturgia reduciendo el misterio a debates entre los llamados conservadores y liberales. 
El cardenal Ratzinger prefirió volver a las fuentes clásicas; las Escrituras --tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento-- y la Tradición, así como a lo mejor de los teólogos modernos. Sólo a través de este «ressourcement» puede funcionar verdaderamente el «aggiornamento». 
Pienso que el Papa Benedicto despolitizará la Eucaristía. Apartará nuestra atención de las cuestiones polémicas, que son verdaderamente temas secundarios --como las batallas sobre el lenguaje litúrgico y ornamentos--. 
No es que él carezca de opiniones en estas materias. Las tiene y las ha expresado de forma directa. Pero él saca siempre sus opiniones de la profundidad del estudio teológico e histórico, y de la profundidad de su oración personal. 
Creo que nos pedirá penetrar esas mismas profundidades, especialmente a los católicos que hablan, enseñan, escriben y orientan a los demás en los terrenos de la teología, de la liturgia, etc. Desde las profundidades de nuestro estudio y oración, nos guiará a una verdadera resacralización de la liturgia. 
--Si esas son cuestiones secundarias, ¿qué es lo central? 
--Hahn: Que la Eucaristía nos crea un lazo de carne y de sangre --un vínculo familiar-- entre nosotros y Dios. Este es otro tema recurrente en sus libros. Es el pensamiento que subyace en sus libros. 
Cristo asumió la carne humana para darla por nosotros y para dárnosla a nosotros. La liturgia eucarística es una comida sacrificial de alianza. Renueva una alianza, y cada alianza sella un vínculo familiar. Como el Hijo de Dios se hizo hombre, así nosotros nos hacemos divinos, «hijos en el Hijo», por usar la frase favorita de los Padres de la Iglesia. 
--¿Quién es, entonces, un miembro de la familia? 
--Hahn: Creo que esto será un tema central del pontificado de Benedicto XVI. Él ya ha mostrado su solicitud por el diálogo ecuménico. Si no hace más que continuar el trabajo que empezó como cardenal, articulará la doctrina de la Eucaristía en fuertes términos bíblicos, que serán fuertemente persuasivos para los protestantes. 
La liturgia celestial es la clave para comprender en la Biblia la Carta a los Hebreos y el Apocalipsis. Y la experiencia de la liturgia es clave para comprender mucho de la Biblia, tanto en el Nuevo como el Antiguo Testamento. 
Lo que el Levítico y el Deuteronomio fueron para la Antigua Alianza, la Carta a los Hebreos y el Apocalipsis son para la Nueva Alianza. Sin un conocimiento y una experiencia de la liturgia, mucho del contenido de estos libros bíblicos es inaccesible para nosotros. 
El mismo Papa Benedicto es un profundo teólogo bíblico, afianzado en los Padres y Doctores de la Iglesia --en especial en San Agustín y en San Buenaventura-- y además en las tradiciones judaica y rabínica. No creo que ningún Papa desde San Pedro haya estudiado tan profundamente la antigua tradición rabínica. 
Pienso que realizará una comprensión de la Eucaristía esencial para el proyecto ecuménico, y que conducirá el diálogo en términos de alianza. Esto hará posible dialogar no sólo con los protestantes, sino también con los judíos, que comparten raíces de alianza de la religión de Abraham. 
--En su primer mensaje el Papa Benedicto XVI dijo que «la Eucaristía, corazón de la vida cristiana y manantial de la misión evangelizadora de la Iglesia, no puede dejar de constituir el centro permanente y la fuente del servicio petrino que me ha sido confiado» (Cf. Zenit, 20 abril 2005). ¿Cómo podría realizarse la centralidad de la Eucaristía en su papado y ministerio? 
--Hahn: La Eucaristía es el lugar donde la Iglesia es más perfectamente ella misma. La Iglesia es el Reino de Dios en la tierra, y el Reino está donde se encuentra el Rey. La presencia continua de Jesús con nosotros está en la Eucaristía. Como vicario de Cristo, Benedicto es el primer ministro del Rey de reyes, y le sirve ante todo en la Eucaristía. 
La Iglesia posee muchos tesoros: las Escrituras, la Tradición, el Magisterio, los Santos. Pero es en la liturgia donde la Iglesia es más perfectamente ella misma. 
Y cuando comprendamos la liturgia como la liturgia celestial, como hace el Papa Benedicto, entonces nos habremos convertido en ciudadanos plenos, conscientes y activos del Reino. La liturgia celestial se convierte en la norma que regula las otras normas. Se convierte en nuestro estándar, nuestra piedra de toque, nuestro apoyo, nuestra luz --como dije antes--, nuestra fuente y nuestra cumbre. 
Veremos muy pronto cómo se realiza esto en su pontificado. El Sínodo de octubre concluirá el Año de la Eucaristía con una reflexión de toda la Iglesia sobre la Eucaristía. Obsérvense los temas que he mencionado: la liturgia celestial, la despolitización de la liturgia y la resacralización de la liturgia. 2005-VII-06
ZS05070620

Un teólogo católico, ex predicador protestante, Scott Hahn, anticipa en esta entrevista concedida a Zenit cómo cree que Benedicto XVI aumentará la comprensión y experiencia de los fieles sobre la Eucaristía. 
Profesor de Escritura y Teología en la Universidad Franciscana de Steubenville (Ohio), Hahn es presidente del Centro San Pablo de Teología Bíblica (www.salvationhistory.com). 
Como ministro presbiteriano, Hahn era un gran predicador de esa comunidad cristiana. En la actualidad, es uno de los «nuevos católicos» más famosos en los Estados Unidos. 1986 fue el año de su entrada en la Iglesia católica. Tiene 47 años y lleva casado 25 con Kimberly Kirk. El matrimonio tiene seis hijos. 
Entre sus publicaciones más recientes, destaca «La cena del Cordero: la Misa, el Cielo en la Tierra» (editado en castellano por RIALP).  2005-07-06

 

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Eucaristía

Emma-Margarita R. A.-Valdés
¡Qué milagro se ofrece cada día
ante la humanidad indiferente!,
todo un Dios, infinito, omnipotente,
da su cuerpo, cosecha de agonía.

Nos espera en amante cercanía
como agua, vino y pan, limpio torrente,
zumo añejo de paz, viva simiente,
alimentos de célica alegría.

¡Qué humildad!, en el fruto consagrado
está Dios, el espíritu inmortal,
en silencioso amor esclavizado.

Olvidó su dolor, nuestro pecado,
nos ofrece su reino celestial,
y le dejamos solo, abandonado.

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(Del libro "Versos de amor y gloria", 
Biblioteca de Autores Cristianos, BAC)

 

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Venido el atardecer, se puso a la mesa con los Doce. Y estando ellos comiendo dijo: En verdad os digo que uno de vosotros me entregará […] Respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: Soy yo tal vez, Rabí? Dícele: Tú lo has dicho (Mt 26, 20-25)

  

“Judas era uno de los doce hombres que habían tenido el privilegio inaudito, increíble, de ser los compañeros de Dios en Su venida a la creación. No sólo compañeros, amigos -como Tú, Jesús, vas a decir en la última cena-, porque iban a ser ellos recipiendiarios de las confidencias del corazón del Hombre que en Ti  había, y esas confidencias eran traducción humana de las propias de tu corazón de Dios.

Más. Estaban destinados a ser ordenados sacerdotes, los primeros sacerdotes. Estaban destinados a ser los portadores de tu redención a los demás hombres, los que iban a llevar tu doctrina, tus confidencias a toda la humanidad. Estaban destinados a estar confirmados en gracia después de tu resurrección y la venida del Espíritu Santo. Estaban llamados a la gloria inmensa de participar Contigo en el mismo martirio. Todos estaban llamados a eso.

Y a Judas lo perdió una pequeña, baja pasión -la del dinero, como el mismo texto sagrado nos lo dice-. Sin duda alguna, tuvo recta intención en algún momento. Sin duda cuando se acercó a Ti, Jesús, no lo hizo con mala intención. Qué podías ofrecerle, Tú, de halagüeño para su pasión del dinero? Si te siguió fue sinceramente; por lo menos no nos consta lo contrario. Tú no hubieras hecho tanto por salvarlo en la última cena, en tus últimos momentos, si su perversidad hubiera sido antigua, si siempre hubiera sido un infiltrado.

Cómo Judas se anticipa, Jesús, en tu mente y en tu corazón, a tantos hombres que a través del tiempo y del espacio, por no dominar una pasión, un defecto cualquiera, habían de terminar haciendo prevalecer ese defecto, esa pasión al amor, a la valoración, a la gratitud, a la sensatez más elemental respecto de lo que ya eran, de lo que habían recibido de parte tuya!”

Oración - “Yo te pido, Jesús, en este instante que toques, con un amor semejante al que mostraste por Judas en la última cena, mi conciencia, que me ilumines, me enciendas, me muestres mi insensatez, mi desubicación a tu respecto. Que te aprecie, que te valore, que te responda, ojalá que con amor! Con un amor que no sea del todo inadecuado al que Tú mereces.”

(Luis M. Etcheverry Boneo, Ejercicios Espirituales, octubre de 1970. Pro-manuscrito. Archivo general de las “Servidoras”, F. Lacroze 2100, Buenos Aires – Argentina).

 

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B. Bossuet (1627-1704), obispo de la Iglesia Católica Católica en Meaux
Meditación sobre el evangelio

Los invitados al banquete -  “El banquete de bodas está preparado, pero los invitados no eran dignos.” Dónde se encuentran pues los comensales? “Id, pues, a los cruces de los caminos y convidad a la boda a todos los que encontréis.” (Mt 22,8); “malos, y buenos; pobres y lisiados, ciegos y cojos” (Lc 14,21) “Yo no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores.” (Mt 9,13).
Los fariseos y doctores de la ley que presumían de su justicia fueron excluidos, porque no buscaban un médico que los curara y un Salvador que los liberara, sino un adulador que aplaudiría sus falsas virtudes. Se irán con las manos vacíos todos aquellos que vienen a mí llenos y ricos en si mismos. “A los ricos los despidió vacíos” (Lc 1,53) Traedme los que han venido los primeros. Si están vacíos, yo les colmaré; si son pobres les haré participar en mis riquezas; levantaré a los cojos; iluminaré a los ciegos; abriré el oído de los sordos. Por esto he venido. Venid, los que sois débiles; venid, pecadores. No os sonrojáis por vuestro paso entorpecido y vuestros miembros embotados; la gracia de Jesucristo os levantará.

 

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San Cirilo de Alejandría (380-444) obispo, doctor de la Iglesia Católica
In Ephata I, pag. 886

“He aquí el Cordero de Dios”. Un solo Cordero ha muerto por todos, aquel que guarda todo el rebaño de los hombres para su Dios y Padre, uno por todos para someter a todos a Dios, uno por todos para ganarlos a todos, para que finalmente todos “los que viven, no vivan ya para ellos, sino para el que ha muerto y resucitado por ellos” (2Cor 5,15) En efecto, cuando todavía estábamos bajo el pecado y sujetos a la muerte y la corrupción, el Padre ha entregado a su Hijo para nuestra redención, él sólo por todos, ya que todo está en él y él es más que todos. Uno sólo ha muerto por todos, para que todos vivan gracias a él.
Así como la muerte golpeó al Cordero, inmolado por todos, así la muerte nos ha dejado en libertad, gracias a él. Todos estábamos en Cristo muerto y resucitado por nosotros y a causa de nosotros. Verdaderamente, una vez destruido el pecado ¿cómo no iba a ser destruido también la muerte que viene del pecado? Muerta la raíz ¿cómo podía conservarse el fruto? Muerto el pecado ¿qué razón quedaba para que muriésemos todos? De modo que podemos decir con gozo, respecto a la muerte del Cordero: “Muerte ¿dónde está tu victoria, muerte dónde está tu aguijón?”(1Cor 15,55

 

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“La cruz no excluye a nadie y es sostén de los necesitados”

"¡ENAMORÉMONOS DE LA EUCARISTÍA!", PIDE BENEDICTO XVI

Dedica la catequesis de la Audiencia General a Santo Tomás de Aquino

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 23 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Dirigiéndose a los miles de fieles y peregrinos presentes este miércoles por la mañana en la Plaza de San Pedro para la Audiencia General, Benedicto XVI exhortó a todos a “enamorarse” de la Eucaristía.

El Papa dedicó su tercera catequesis a santo Tomás de Aquino, depués de las anteriores del 2 de junio y del 16 de junio, en esta ocasión, profundizando sobre varios aspectos de su pensamiento teológico.

Para el santo, explicó el Papa, el nudo fundamental del cristianismo es la Encarnación, con la que la fe “llega a reforzarse; la esperanza se eleva más confiada, al pensamiento de que el Hijo de Dios vino entre nosotros, como uno de nosotros, para comunicar a los hombres su propia divinidad; la caridad se reaviva, porque no hay signo más evidente del amor de Dios por nosotros, como ver al Creador del universo hacerse él mismo criatura, uno de nosotros”.

En la Summa Theologiae, obra cumbre del santo, “ escribe páginas hasta ahora no superadas sobre el Misterio de la Encarnación y de la Pasión de Jesús”, así como “un amplio tratado sobre los siete Sacramentos, porque en ellos el Verbo divino encarnado extiende los beneficios de la Encarnación para nuestra salvación”.

Hablando de los Sacramentos, Tomás reflexionó de modo particular en el Misterio de la Eucaristía, por el que tenía una grandísima devoción.

Era tal esta devoción, añadió el Papa, que, según sus antiguos biógrafos, Tomás “acostumbraba a acercar su cabeza al Tabernáculo, como para oír palpitar el Corazón divino y humano de Jesús”.

"Queridos hermanos y hermanas, en la escuela de los santos, ¡enamorémonos de este Sacramento! - exhortó el Papa – ¡Participemos en la Santa Misa con recogimiento, para obtener sus frutos espirituales, alimentémonos del Cuerpo y la Sangre del Señor, para ser incesantemente alimentados por la Gracia divina!”

“¡Entretengámonos de buen grado y con frecuencia, de tu a tu, en compañía del Santísimo Sacramento!”, añadió, en referencia a la adoración eucarística, una devoción muy querida también por Benedicto XVI.

Aparte de las obras más conocidas de santo Tomás, la Summa Theologiae y laSumma contra Gentiles, el Papa quiso llamar la atención sobre la predicación delAquinate, tan rigurosa y sencilla como sus obras científicas.

Especialmente, se refirió a los Opúsculos, una serie de predicaciones cuaresmales realizadas en 1273, un año antes de su muerte, en la iglesia de Santo Domingo el Mayor en Nápoles.

“El contenido de la predicación del Doctor Angelicus corresponde casi del todo a la estructura del Catecismo de la Iglesia Católica”.

De hecho, explicó, “en la catequesis y en la predicación, en un tiempo como el nuestro de renovado compromiso por la evangelización, no deberían faltar nunca estos argumentos fundamentales: lo que nosotros creemos, y ahí está el Símbolo de la fe; lo que nosotros rezamos, y ahí está el Padre Nuestro y el Ave María; y lo que nosotros vivimos como nos enseña la Revelación bíblica, y ahí está la ley del amor de Dios y del prójimo y los Diez Mandamientos, como explicación de este mandato del amor”.

Incluso en sus predicaciones, santo Tomás no dejaba de lado la racionalidad de la fe. El Papa quiso proponer un ejemplo “del contenido, sencillo, esencial y convincente, de la enseñanza de santo Tomás”, tomado de su Opúsculo sobre el Símbolo de los Apóstoles”.

“A quien objeta que la fe es una necedad, porque hace caer en algo que no cae bajo la experiencia de los sentidos, santo Tomás ofrece una respuesta muy articulada, y recuerda que esta es una duda inconsistente, porque la inteligencia humana es limitada y no puede conocer todo”.

“Sólo en el caso en que pudiésemos conocer perfectamente todas las cosas visibles e invisibles, entonces sería una auténtica necedad aceptar las verdades por pura fe”, citó el Papa.

Además, explica Benedicto XVI con palabras del santo, “es imposible vivir sin confiar en la experiencia de los demás, allí donde no llega el conocimiento personal. Es razonable por tanto tener a Dios que se revela y en el testimonio de los Apóstoles”.

Los seguidores de Jesús “eran pocos, sencillos y pobres, afligidos con motivo de la Crucifixión de su Maestro; y sin embargo muchas personas sabias, nobles y ricas se convirtieron a la escucha de su predicación”.

“Se trata, en efecto, de un fenómeno históricamente prodigioso, al que difícilmente se puede dar otra respuesta razonable, si no la del encuentro de los Apóstoles con el Señor Resucitado”.

Por último, el Papa aludió a la profunda devoción mariana del Aquinate, que la definió Triclinium totius Trinitatis: “triclinio, es decir, lugar donde la Trinidad encuentra su reposo, porque, con motivo de la Encarnación”.

“En ninguna criatura, como en Ella, las tres divinas Personas inhabitan y encuentran delicia y alegría en vivir en su alma llena de Gracia. Por su intercesión podemos obtener toda ayuda”, añadió el Papa, recordando a los fieles una oración tradicionalmente atribuida a santo Tomás.

"Oh beatísima y dulcísima Virgen María, Madre de Dios..., yo confío a ti corazón misericordioso toda mi vida... Obtenme, o Dulcísima Señora mía, caridad verdadera, con la que pueda amar con todo el corazón a tu santísimo Hijo y a tí, después de él, sobre todas las cosas, y al prójimo en Dios y por Dios”, concluyó.

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Entrevista con la escritora y ensayista Maria Di Lorenzo 
La Eucaristía, el secreto de los santos
ROMA, martes, 23 noviembre 2004.- Maria Di Lorenzo afirma que el Año de la Eucaristía, convocado por Juan Pablo II, debería impulsarnos a reflexionar sobre la realidad, a menudo «desconocida» de muchas personas de a pie, que viven el «martirio silencioso» de la propia cotidianeidad, y en la Eucaristía encuentran «la fuerza de seguir adelante y testimoniar su ser cristiano sin titubeos». 

En esta entrevista, concedida a Zenit, Di Lorenzo , escritora y periodista italiana, especializada en espiritualidad y cuestiones religiosas, ex redactora de la revista mensual «Madre di Dio», ha compartido algunas reflexiones sobre el valor de este sacramento en la vida de los santos. 

--En este año, el Santo Padre se ha propuesto suscitar una nueva «maravilla» ante la Eucaristía, incluso mediante el relato de testimonios por parte de santos eucarísticos, que llegaron a obtener del pan partido no sólo alimento espiritual sino incluso el único alimento para seguir viviendo. ¿Qué santos le vienen a la mente al escuchar estas palabras? 

--Di Lorenzo: Es difícil responder a su pregunta porque los santos eucarísticos en la Iglesia son muchos, incluso diría que todos los santos lo son. Si miramos los testimonios de vida ofrecidos por todos los santos y beatos de la Iglesia, desde los primeros siglos hasta nuestro días, vemos que no hay un solo santo que no haya sido estado forjado por la Eucaristía, por la pasión eucarística, por el amor eucarístico. 

Todos, por decirlo de alguna manera, «han nacido de la Hostia». Tomo prestada esta expresión del beato Giacomo Alberione, fundador de la familia paulina, que lo decía siempre a sus amadísimos hijos espirituales: «Habéis nacido de la Hostia...». Es verdad. Y esto vale para todos los santos y beatos de la bimilenaria historia del catolicismo. 

Entre todos, la figura con la que quizá más simpatizo es la de la Madre Teresa de Calcuta, a quien he dedicado un libro publicado en 2003, con motivo de su beatificación. La Madre Teresa es una santa profundamente eucarística. La Eucaristía era el corazón de su vida, de su espiritualidad. 

Decía a las religiosas: «Jesús en la Eucaristía y Jesús en los pobres, bajo las especies del pan y bajo las especies del pobre, eso es lo que hace de nosotras contemplativas en el corazón del mundo». En la base de la espiritualidad de la Madre Teresa estaba el sagrario. 

Y no es por casualidad que se llama «sagrarios» a las comunidades abiertas en todo el mundo por las misioneras de la Caridad, porque son las casas de Jesús, decía la Madre Teresa. Las religiosas comulgan todos los días y todos los días hacen una hora de adoración eucarística, que ocupa un lugar muy importante en la vida espiritual de las misioneras de la Caridad. 

Hasta 1973, la adoración al Santísimo Sacramento tenía una periodicidad semanal pero, tras el capítulo general del aquel año, se decidió realizarla todos los días. Desde entonces, la Madre Teresa pudo comprobar que la vida de su congregación obtenía un gran beneficio de la adoración cotidiana: más vocaciones, mayor intimidad con Dios, más amor misericordioso por los pobres. 

--¿Cómo puede hablarse de la Eucaristía a los niños? 

--Di Lorenzo: Los padres cristianos deberían educar a sus hijos, desde que son muy pequeños, al amor eucarístico. Me viene a la mente, en concreto, una espléndida figura, como la de Antonietta Meo, «Nennolina», la niña romana que se fue al cielo a sólo siete años, pronto será beata, que había recibido de sus padres, profundamente cristianos, una educación religiosa sencilla y, al mismo tiempo, fuerte, capaz de hacerle afrontar el penoso calvario de su enfermedad, y que se alimentaba del amor a la Hostia. 

A Nennolina apenas le dio tiempo para hacer su primera comunión seis meses antes de morir y lo deseaba tanto. Pero hay otro episodio de su vida, en mi opinión extraordinario, que hay que conocer: cuando Nennolina iba a la guardería dirigida por las religiosas de la Santa Cruz en Jerusalén, con frecuencia vieron y luego han testimoniado que la niña, antes de salir de su capilla para ir a jugar al patio con los otros niños, se acercaba al sagrario diciendo en voz alta: «!Jesús, ven a jugar conmigo!». 
Esta frase es muy expresiva del grado de intimidad que la pequeña «Nennolina», tenía con Jesús Eucaristía. Una confianza sencilla y amorosa que aprendió sin duda de sus padres. 

--¿Cree que la comunión cotidiana pueda también guiar en el recto camino de vida conyugal, como han demostrado los dos cónyuges beatos Luigi y Maria Beltrame Quattrocchi, así como Celia Guérin y Louis Martin, padres de santa Teresa di Lisieux, que iban a misa juntos todos los días? 

--Di Lorenzo: Para seguir con la respuesta a su pregunta anterior, afirmo que, sin duda, la comunión diaria y la adoración eucarística han forjado generaciones de santos y beatos, imprimiendo a su vida un dinamismo espiritual fuera de lo común. 

Del mismo modo, han sido pilares de la vida espiritual de niños santos como Nennolina o, sólo por dar algún otro nombre, los beatos pastorcillos de Fátima; y de reflejo han marcado fuertemente el camino espiritual de numerosos matrimonios. 

Luigi y Maria Beltrame Quattrocchi han sido ya elevados por la Iglesia al honor de los altares; los padres de santa Teresita, Celia y Louis Martin, lo serán prontísimo, probablemente la próxima primavera, cuando el Papa visite Francia; y hay otros matrimonios candidatos a los altares. Todos ellos mantenían una intensa vida eucarística, desde un camino ascensional del alma que, en la propia y personal dinámica de la vida de pareja, de ella obtenía su alimento, la propia savia vital de la Eucaristía. Como las plantas viven de luz, ellos han bebido en la fuente del Amor. 

La meditación sobre la Eucaristía, en efecto prepara el terreno espiritual al seguimiento de Cristo y a la experimentación del camino hecho a menudo de luces y sombras, de fe y duda, en el descubrimiento a veces desgarrador, de la propia fragilidad humana; pero en una perspectiva salvífica, en la que incluso el dolor adquiere un sentido, en el sacrificio incruento de Cristo que se repite cada día en el altar y en el que todo se cumple y se santifica en el encuentro cotidiano con la Hostia que nos genera a la vida cada día. ZS04112312

 

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Mi oración, Dios mío, es esta:

«Hiere, hiere la raíz de la miseria en mi corazón.
Dame fuerza para llevar ligero mis alegrías y mis pesares.
Dame fuerza para que mi amor dé frutos útiles.
Dame fuerza para no renegar nunca del pobre, ni doblar mi rodilla al poder del insolente.
Dame fuerza para levantar mi pensamiento sobre la pequeñez cotidiana.
Dame, en fin, fuerza para rendir mi fuerza, enamorado, a tu voluntad.» Tagore.

 

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Chesterton: “Estoy orgulloso de verme atado por dogmas anticuados, como dicen mis amigos periodistas, porque sólo el dogma razonable vive lo bastante para que se le llame anticuado”.

 

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«Sin fe, no nos engañemos, ni hay cultura, ni hay unidad».

 

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caen las últimas luces de la jornada y al cielo se elevan las plegarias de los cristianos

Sobre los altares es suficiente con que brille la Hostia Sagrada. Sino, como dijo san Hilario, construiríamos iglesias para destruir la fe.

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‘Creo que el error es concebir la fe como un mero acto intelectual, más que como obediencia, que eso sí es fe bíblica.’ J. C. SACK

 

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"A la sombra de la cruz, todas las amarguras desaparecen"

 

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"Los templos semivacíos, los sagrarios solitarios y las misas menospreciadas, son la más cruda denuncia del enfriamiento de nuestra fe y del poco vigor religioso de nuestro cristianismo".

"Obras todas del Señor, bendecid al Señor".-

“¡Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!” (Sal 8, 2).-

“En la grandeza y hermosura de las criaturas, proporcionalmente se puede contemplar a su Hacedor original… Y si se admiraron del poder y de la fuerza, debieron deducir de aquí cuánto más poderoso es su plasmador...; si fueron seducidos por su hermosura, ... debieron conocer cuánto mejor es el Señor de ellos, pues es el autor de la belleza quien hizo todas estas cosas”.

 

Gracias por elegirnos. Gracias por seguirnos. Gracias por leernos y por sugerirnos ideas y comentarios. Si eres cristiano se tiene que ver tu fe.

¡Laudetur Iesus Christus!

 

"En caso de hallar un enlace o subenlace en desacuerdo con las enseñanzas de la Iglesia Católica, notifíquenos por e-mail , suministrándonos categoría y URL, para eliminarlo.Queremos proveer sólo sitios fieles al Magisterio."

Compendio del Catecismo de la Iglesia católica: ¿por qué no lo sabemos?
La fe de los sencillos - Una síntesis fiel y segura del Catecismo de la Iglesia católica. Contiene, de modo conciso, todos los elementos esenciales y fundamentales de la fe de la Iglesia. 2005. ¡No falte en el bolsillo de cada cristiano para aprenderlo!

Creer, celebrar, vivir y orar, esta y no más es la fe cristiana desde hace 2000 años, enseñada por la Iglesia Católica sin error porque Cristo la ilumina y sólo Él la guía.

 

Recomendamos vivamente: Título: ¿Sabes leer la Biblia?

Una guía de lectura para descifrar el libro sagrado - Autor: Francisco Varo – MMVI. Marzo - Editorial: Planeta Testimonio

Cristianos: ¡no nos dejemos engañar por algunos grupos, veamos este ejemplo!

Recomendamos: “ROMA, DULCE HOGAR”, Scott Hahn y su esposa Kimberly cuentan el largo viaje que les llevó de protestantes-evangélicos calvinistas, hasta la casa paterna en la Iglesia Católica. Un camino erizado de dificultades, pero recorrido con gran coherencia y docilidad a la gracia, y cuyo motor era el amor a Jesucristo y a su Palabra en la Sagrada Escritura.

Título: ‘Escatología en nuestro tiempo’ - La evolución, a examen

Autor: Hans Urs von Balthasar - Editorial: Ediciones Encuentro

Más allá de polémicas intrateológicas sobre algunos aspectos de la escatología de Von Balthasar, la editorial Encuentro ha tenido el acierto de publicar este ensayo, de riqueza profunda y de amplios horizontes, sobre la teología de las cosas últimas en el sentido de una teología de la finitud. Como afirma nuestro autor, las cosas últimas no son cosas que hay en nuestro mundo, sino que son ese mismo mundo. Imprescindible la lectura de las páginas 131 en adelante y el texto previo de Jan-Heiner Tück. 2008

 

† Seguir a Jesús es apropiarnos de sus criterios, de sus actitudes y de su conducta, fieles en toda su doctrina, sirviendo a nuestro tiempo †

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Comentario de Perla Guadarrama el mayo 3, 2012 a las 10:11am

Es un acto de amor que debe brotar naturalmente de cada persona, como respuesta agradecida ante el inmenso don que significa que Dios se haga presente en la Eucaristía.

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