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Pbro. Carlos A. Pérez
Gen. 3, 15 y Jn. 19, 25.
El Consagrado misionero de María, debe estar viviendo una real respuesta a los desafíos del momento presente. El secularismo que es la intención de matar lo religioso, el materialismo que pone el entusiasmo en las riquezas. Finalmente el placer o el hedonismo o la búsqueda de la propia satisfacción. Las tres tentaciones de Jesús en el desierto son los grandes desafíos de todos los tiempos pero en especial en este momento. El que sufre tentación o sucumbe ante ella o lucha: orando, rechazándola, adhiriéndose humildemente a Dios. Recordemos que no es pecado el ser tentado, sino el aceptar la tentación, las tres tentaciones del desierto, el poder, el tener, el placer; son las que todo hombre ha padecido y padecerá mientras exista. Si nosotros trabajamos por el Reino, el enemigo de Dios no va a querer que trabajemos por Él, entonces seremos fuertemente tentados, probados, interceptados, molestados. Si mantenemos un ritmo de fidelidad al Señor (convertimos la tentación) en fuente de merito, de oración, de penitencia, de crecimiento, de unión especial con Jesucristo. El primer hombre lleno de orgullo quiso ser como Dios y desobedeció, por eso María que es humilde puede captar el plan de Dios y reconocer su infinita grandeza y expresar su contemplación en una verdadera alabanza a su creador y Señor. La alabanza que no le dio el demonio, que no le dio el primer hombre, María en nombre de toda la humanidad se la da al Señor. La tentación apunta a que el corazón deje de ser la morada de Dios, a que vaciados de Dios seamos incapaces de alabarlo y convirtamos la actitud de alabanza en una búsqueda de nosotros mismos. En definitiva el egoísmo es la síntesis de todos los pecados. Dios espera una generosa actitud de combate en la oración, en la penitencia, en evitar ocasiones peligrosas para mi vida, para el corazón, para el alma, una actitud de entrega en la fidelidad constante a su voluntad. Pidamos a la Virgen, que padeció pruebas equivalentes a la tentación; confianza en Dios. Que nada sea tan grande, tan fuerte, tan negativo que logre vencer esa confianza. Pedir mucho a la Virgen esta confianza: clave de todas las respuestas a Dios. Toda la vida será un combate hasta el final; por eso Jesús dice: “El que persevere hasta el final se salvara” (Mat. 10, 22)
Mensaje 99
Debéis estar preparados para
la lucha con el enemigo.
Buscad fuerzas en el Señor, Él
es vuestro sostén.
Gloria al Santísimo Padre.
Mensaje 314
Queridos míos: Bastará con
que acerquéis a mi amado Hijo
y estaréis en condiciones de poder
rechazar la maldita tentación
del enemigo.
Disponed vuestro corazón y
recibid al Señor, sed un Pueblo
responsable porque estáis
en manos de Dios.
Alabado sea.
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