Los fariseos, como especialistas eran los encargados de interpretar lo que era puro, y ellos creían que lo hacían conforme a la voluntad de Dios. Ellos declaraban que alimentos, que personas, animales eran impuros. Además establecían los ritos y las leyes que había que cumplir, según la Ley de Moisés; de esta forma se convertían en imprescindibles mediadores para ayudar a saber lo que estaba bien y mal.
Lo malo era que el cumplimiento de esas normas, orientaciones y criterios, no sólo eran ajenos a la ley de Moisés, sino que no les acercaban a Dios.
¿qué nos enseña el evangelio? Podemos cumplir los requisitos mínimos (confesar una vez al año, ir a misa dominical, etc), pero no vivir el seguimiento de Jesús, que es de lo que realmente se trata.
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