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Señor Jesús, te agradezco el don de la vida.
Tu conoces las personas y las circunstancias ya sea física, emocional o espiritualmente. Ellas, y las más íntimas
experiencias de mi mente y de mi corazón, me han hecho la persona que soy ahora.
Perdóname, Señor por todas las veces que te he fallado, por mis faltas contra mi mismo y contra los demás. Al mismo tiempo, perdono a todos los que me han fallado de alguna manera y me han herido.
Ayúdame a ver que mi enfermedad tiene una parte muy importante en mi vida. Ella me ayudará a ser plenamente la persona que Tú quieres que yo sea. No permitas que yo pierda lo que Tú hacer conmigo para hacer completa mi vida en esta tierra y para preparar mi vida contigo en el Cielo.
Ahora yo no puedo orar de la manera que quisiera (estoy doloroso, cansado, confundido). Te pido que aceptes una de mis respiraciones como un acto de amor y de confianza en Ti.
Tú eres mi Salvador. Yo quiero descansar sobre tu amante corazón en la seguridad y en la paz, como un niño en los brazos de su padre. Yo sé que tu no me abandonarás.
Te amo, mi Señor, quisiera amarte como Ella te amó
Amén.
(del Boletín de Febrero de la Legión de María)
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