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Como nos gusta.
Como nos gusta ser tratados por los demás, así también debemos tratar nosotros a todos, absolutamente a todos los hombres, sean malos o buenos, justos o pecadores. ¿No hizo así Jesús, que siendo Dios y conociendo los pensamientos ocultos de los hombres, igual trató bien incluso a sus enemigos y a los que intentaban matarlo?
Debemos saber imitar a Jesús, porque toda nuestra vida cristiana es un imitar a Cristo, que ha venido a la tierra no inútilmente, sino a darnos ejemplo para que lo sigamos, pues Él mismo es el Camino por donde debemos encaminarnos al Cielo.
Es falso el verso de aquél poeta ateo que dice: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Los cristianos sabemos que sí hay camino. Cristo es el Camino. Y además cada hombre tiene trazado, desde toda la eternidad, un camino por Dios, y si lo recorre con la ayuda de Dios, está asegurada su salvación eterna.
Por eso imitemos a Jesús, que era bueno con todos, y que no condenaba a ninguno, a pesar de tener todo el derecho de hacerlo, y contaba con los medios de juicio suficientes para hacerlo. ¡Cuánto más nosotros debemos suspender el juicio sobre nuestros hermanos y tratarlos bien, debido a que no sabemos por qué actúan de una u otra forma las personas!
Cuanto más imitemos a Jesús, más santos seremos, y más amados de Dios. Y amor de Dios significa protección de todo mal.
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