"Yo no soy digno de que entres en mi casa"

[Lourdes Rosario Poot]

Esta misma frase la leí en el misal del día de hoy, era el centurión romano que se ganó el milagro con una fe más grande que la que muchos "cercanos" a Él no llegaban a tener.

Es la misma frase que repetimos día a día, o domingo a domingo si somos como el grueso de los católicos en el mundo.

No soy digno... realmente nunca seremos dignos de recibir al Señor, de que Él nos mire, de que nos ame, y sin embargo, nos ama, nos mira, se acerca, se nos une, nos llena.

Me pregunto ¿cuántos nos sentimos realmente indignos de él? y no hablo de ser indignos como lo somos, sino que nos sentimos menos que nada, que nos sentimos al nivel de basura.

Muchas ocasiones nos deprimimos pensando en que nadie nos quiere, que no servimos para nada, que no vale la pena nada, y que ni siquiera mereceriamos vivir, y sin embargo, no nos ponemos a pensar en que...

DIOS me ama, me dió la vida, piensa en mi, me procura, me cuida, me da lo necesario para vivir, me regala colores en el universo, cantos en las aves, sonrisa en la gente, incluso me permite ponerme triste para alcanzar a valorar las maravillas cuando las vuelva a ver.

DIOS me da una misión ¿cuál? no lo sé, pero si ÉL me mantiene viva, si me da dones,si me llama diario es porque para ÉL sirvo de mucho, como dice San Agustín, "Dios que te creó sin tí, no podrá salvarte sin tí"

Sí valgo la pena, si merezco vivir, soy merecedora de la mas grande de las riquezas, soy heredera del Reino mas grande, porque soy hija suya, porque me ama, porque Él decidió hacerse carne para salvarme.

¡Padre! te doy gracias por amarme, por hacerme única, sé que muchas veces no lo valoro, y que no me siento digna de nada, pero, si ello sucede, te pido que no me dejes caer, que sigas a mi lado, Señor te amo y quiero seguirte amando con la alegría que me regalas siempre.