Se inicia con un Salve.
Al comienzo de cada decena:
María, Madre de la Gracia y Madre de la Misericordia, protégenos de los enemigos y acógenos en la hora de la muerte.
...En cada cuenta de la decena:
María, Madre de la Misericordia, alcánzanos la Misericordia de Tu Hijo.
Al Final:
Madre de Dios de la Misericordia, nos abres tus brazos y tiendes las manos llenas de toda clase de gracias y dones. Tu corazón de Madre desea colmarnos de todo lo que necesitamos y, ante todo, haz con tu poderosa intercesión que guardemos la pureza y la inocencia, que cuidemos con fidelidad y perseverancia el amor de niños hacia Ti, y que llevemos en nuestros corazones la imagen del Corazón de Tu Hijo. Que este corazón nos proteja, guíe y lleve a la luz eterna. Amén.
Oremos:
Señor Dios nuestro, permite a tus siervos gozar de la duradera salud del alma y del cuerpo, y por la intercesión de Nuestra Señora siempre Virgen, líbranos de las aflicciones temporales y concédenos la bienaventuranza eterna. Por Cristo nuestro Señor. Amén
Bajo tu Protección:
Bajo Tu Protección nos acogemos Santa Madre de Dios. No deseches las súplicas que te dirigimos, antes bien, líbranos de todo peligro, oh! Virgen Gloriosa y bendita. Oh! Señora abogada, Mediadora nuestra, Socorro nuestro.
Reconcílianos con Tu Hijo, encomiéndanos a Tu Hijo, confíanos a Tu Hijo. Amén
QUE DIOS LOS BENDIGA !!! UN BESO: LILI.
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