Llegamos literalmente a la mitad de nuestro camino cuaresmal. Es decir empezamos a salid del desierto. Es aquí donde empieza el camino, donde se empieza a dibujar de manera más clara nuestra meta. Y es interesante saber que el cristiano sale del desierto lleno de vigor para anunciar, sale de la soledad para dirigirse al encuentro, del aislamiento para construir la comunión. El misterio de la iglesia se resume en ser una familia que camina, que se mueve y avanza. Entonces la cuaresma no es la meta es un lugar de paso, una etapa del camino.
Una de mis muchas obligaciones como papá, es acompañar a mi hija a ver televisión en la mañana, en uno de muchos canales que hay para niños, tienen una sección en la que realizan una pregunta y varios niños entrevistados dan su respuesta. En estos días la pregunta fue: ¿Por qué vuelan los aviones? Y entre las muchas respuestas llenas de la creatividad de los niños, me llamo la atención de manera especial la respuesta de una niña: Porque tienen piloto. No solo me pareció graciosa, si no muy profunda ya que esa frase se convirtió en la respuesta a muchas de mis inquietudes de vida y de fe.
Y me recordó una cosita que nos dice Jesús; Yo soy el camino, la verdad y la vida. Así que comparando esta frase con la respuesta de la niña; debería sonar así: Yo soy el mapa, la torre y la pista de aterrizaje… Es decir el regalo más grande que nos da Dios es la libertad, la respuesta a las preguntas porque soy así, porque mi vida no es feliz, porque no logro sentirme pleno con lo que Dios me ofrece, porque me dejo tentar por el pecado y un millar mas de porqués, está en la respuesta de la niña: Porque nuestra vida, tiene piloto.
Si, cada uno de nosotros somos el piloto, Jesús es el camino la verdad y la vida, pero sin un piloto que oriente la propia vida a ese camino, puede ser el mejor camino, la verdad más clara y la vida más abundante. Nuestro avión nunca lograra aterrizar allí. Debemos dirigir nuestros esfuerzos con valentía y confianza hacia Jesús. Como lo realizaron los reyes magos, que siguieron una estrella, Nosotros no seguimos una estrella, seguimos una señal más grande, clara y poderosa; La cruz.
La vida es resultado de nuestra determinación de ser consientes que somos su piloto. Es hora de tomar el control de nuestra vida, no dejar que en el desierto el viento y las ilusiones nos tracen un camino a donde no queremos ir; (el pecado, la tentación). Esta semana en la liturgia contemplamos el pasaje donde a las palabras de Jesús los que le escuchan reaccionan con rabia, descontento y deciden que la mejor manera de atacar esas palabras es echarlo de ahí, aniquilarlo, no escucharlo. Es curioso pero si vemos en el mundo el espíritu de anticristianismo que va creciendo por todas partes, no es difícil identificarse con este pasaje. Los hombres quieren alejar a Jesús por que habla con la verdad, ahora bien me encanta como termina el pasaje: “Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.”
No nos debe dar miedo si a nuestro avión lo sorprende la tormenta y la tempestad, Debemos y podemos pasar en medio de ellos, y continuar nuestro camino.
Hoy el Señor nos gradúa de pilotos, pilotos con una nueva estrella, pilotos que continúan su camino, felices y llenos de esperanza. Pilotos llenos de un avión nuevo, es decir Pilotos de vida nueva.
Capitán: Jorge Iván Echavarría. Servir es Reinar.
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