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Felices pascuas.
Lo bonito de las lecturas de este tiempo de celebraciones; es que muchos viendo a Jesús de frente, todavía no creen. Que El ha vencido y nos ha ganado para la vida eterna. Muchos aun dudan de su poder, de su amor infinito, de su palabra. Dios es amor, Dios es victoria, Dios es bendición, Dios es triunfo de la vida sobre la muerte. Todo esto es verdad, está en la historia como prueba, está en la palabra como testimonio. Pero si no está en tu corazón, tú has muerto no porque el poder de Dios no sea grande, si no porque el pecado te ha impedido reconocerle cuando él entre tu camino, para y parte para ti el pan.
Las palabras preferidas de Jesús antes de morir es invitar a amar al padre y a creer, Pero luego de su resurrección la cosa es más personal y a lo largo de la historia; Todo aquel que se ha encontrado con Jesús a recibido la misma pregunta de parte de Él. ¿Y tú, me amas?
Jesús cuando se apareció a Santa Margarita le formulo la misma pregunta, pero además le confió su dolor al ver cuantos que le han dicho que si le aman, en verdad lo han olvidado, cuantos le persiguen o cuantos se esconden en su nombre pero actúan sin su amor. Mostro a la santa su corazón abierto, atravesado por nuestros pecados, corazón que dio su ultimo latido en la cruz, No latiendo de resistencia a la muerte si no amando a todos aquellos que pecando desconocen su amor.
Ama tanto el Señor que nos pide a gritos que le prestemos nuestro corazón para así el sufrir más, y amar más. El gran reto que nos lanza el Señor resucitado es a tomar las actitudes de su corazón en la cruz, un corazón dispuesto a todos, un corazón que no se defiende, que no pregunta, que no habla, así como en la cruz. Amar es más que solo hacer, que planear, que convertir, que levantar la voz.
El evangelio de la vida está listo para ser proclamado solo con el volumen del amor.
Yo personalmente, creo que es difícil estar en la cruz, pues siempre estoy presto a presentar argumento que me justifique, me defienda, me ponga en una mejor posición respecto a los demás. Pero con Dios es todo lo contrario. Jesús con su corazón abierto derrama miles de bendiciones para todos. Pero no todos las recogen, las atesoran, las comparten. Cooperar es agradecer al señor esos dones, dar gracias por los que no dan gracias, actuar con amor cuando muchos no actúan con amor, guardar silencio cuando todos levantan la voz para acusar y quedar mejor, asumir el último puesto, tomar la cruz y sufrir. Derramar la sangre entregar la vida.
Al resucitar el Señor nosotros sus amigos, quienes le seguimos, quienes le ovacionamos entrando a Jerusalén, quienes nos recostamos en su pecho durante la cena pascual, que nos quedamos dormidos mientras el oraba en el jardín de los olivos, que salimos corriendo cuando lo llevaron a morir. Si sus amigos tenemos ahora un reto. Entregar la vida pero no solo la vida, entregar nuestro corazón.
La pascua es el momento en que Jesús pasa en tu vida y te transforma, te cambia el corazón, si ese cambio de corazón con Jesús no es autentico no hay feliz pascua que valga.
Señor toma mi corazón, ocúpate de mis cosas que yo quiero ocuparme de las tuyas.
Felices pascuas.
Jorge Iván Echavarría. Servir es Reinar.
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