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Donde hay sufrimiento.
Donde hay sufrimiento está Jesús, pues cada hombre que sufre, culpable o inocente, nunca es tan cristiano como cuando padece.
Sabiendo estas cosas es necesario que seamos misericordiosos con todos los que sufren, pues es Cristo el que sufre en el prójimo, sea amigo o enemigo.
Nosotros sabremos si hemos perdonado de corazón al adversario, si viéndolo en el sufrimiento y en la necesidad, somos capaces de brindarle ayuda, al menos rezando por él. Si esto no se da, entonces no hemos perdonado realmente, y corremos el riesgo de que Dios tampoco nos perdone a nosotros.
Seamos compasivos con todos, con TODOS, porque Dios quiere que seamos semejantes a Él, que es bueno y misericordioso con todos, buenos y malos, y así quiere que también nosotros seamos como Él.
No cuesta nada ser buenos. O mejor dicho, sí cuesta ser buenos, ser buenos hasta el fin, hasta derramar la propia sangre si es necesario. Pero el premio es tan grande, que vale la pena intentarlo.
Si somos buenos, la paz habitará en nuestros corazones, y viviremos felices ya en este mundo, pues quien tiene odio y rencor, jamás tendrá paz ni podrá ser feliz.
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